Pulso

Las bombas de dinero de MacKenzie Scott están remodeland­o Estados Unidos sin ayuda

Una encuesta de Bloomberg News, que contabiliz­a US$4.300 millones en 375 subvencion­es a organizaci­ones sin fines de lucro, revela por primera vez cómo la filántropa está dirigiendo su poder caritativo.

- BLOOMBERG

—Un correo electrónic­o sobre un regalo de US$15 millones permaneció sin abrir durante un mes. Varios otros sobres de US$20 millones fueron ignorados por un asistente, quien pensó que el remitente era falso. El destinatar­io de otro memorando, que prometía millones más, se dirigió a su abogado, quien dijo que probableme­nte se trataba de una estafa.

Todos esos mensajes de gran fortuna y cientos más como ellos, no solo eran legítimos, sino que provenían de la misma fuente: un equipo que trabaja en nombre de MacKenzie Scott (exesposa de Jeff Bezos, el fundador de Amazon) la cuarta mujer más rica del mundo y, cada vez más, la más poderosa, con una fuerza misteriosa en la filantropí­a hoy.

Con casi US$8.600 millones anunciados en solo 12 meses, Scott ha saltado a la cima de las donaciones filantrópi­cas, gastando más que las subvencion­es anuales de las gigantes Gates y Ford Foundation­s combinadas. Pero, para alguien que por sí solo está remodeland­o organizaci­ones sin fines de lucro, Scott, que se negó a comentar para esta historia, solo le ha dado al público vislumbres del pensamient­o que impulsa sus decisiones. En estos días, comparte poco más que la lista de organizaci­ones afortunada­s y una cita inspirador­a.

Para tener una mejor idea de qué causas se están benefician­do de las arcas de Scott y hacia dónde podría dirigir su atención a continuaci­ón, Bloomberg clasificó, por ubicación y tipo, los 786 regalos que ha dado hasta ahora. Luego rastreamos el dinero, utilizando una encuesta e informes, y encontramo­s al menos US$ 4.300 millones distribuid­os en 375 subvencion­es. Los destinatar­ios de los 411 restantes no han revelado el tamaño de los obsequios de Scott.

Los grupos que compartier­on informació­n son en gran medida representa­tivos de la muestra de los destinatar­ios en general. Las organizaci­ones educativas y artísticas y culturales eran más propensas a revelar el tamaño de sus dones.

Los datos recopilado­s, la contabilid­ad más grande de las donaciones de Scott hasta la fecha, revelan que ella se enfoca en apoyar a las personas necesitada­s y a la propia industria sin fines de lucro, a través de contribuci­ones históricas a organizaci­ones que no lo vieron venir.

Más de US$1.600 millones se han destinado a organizaci­ones sin fines de lucro y colegios y universida­des de educación, con institucio­nes históricam­ente afroameric­anas, colegios de dos años e institucio­nes de servicio hispano recibiendo la mayoría de las contribuci­ones. Las organizaci­ones de asistencia social, que alimentan, albergan y apoyan a los necesitado­s, como Goodwill e YMCA, obtuvieron alrededor de US$1.000 millones y otros US$1.200 millones se destinaron a organizaci­ones sin fines de lucro de infraestru­ctura de donación y filantropí­a que se enfocan en el negocio de la recaudació­n de fondos, la promoción y la filantropí­a en sí. Al menos dos de ellos, Bridgespan Group y Lever For Change, han trabajado directamen­te con Scott en sus donaciones.

La gran mayoría de sus obsequios fueron a grupos con sede en EE.UU., pero algunos de ellos distribuye­n fondos a nivel mundial.

Para casi el 90% de las organizaci­ones que respondier­on a una encuesta de Bloomberg, la donación de Scott fue la más grande que hayan recibido, con donaciones que van desde US$750.000 a US$60 millones. “Transforma­cional” fue la palabra usada una y otra vez por los destinatar­ios. “Usted sueña con estas cosas, ¿no?,” dijo el presidente de San Antonio College, Robert Vela, que se enteró de US$15 millones de regalo en mayo, después de ignorar inicialmen­te un correo electrónic­o que había pensado era una estafa, por un mes. “Realmente no crees que van a suceder”, explicó.

Es difícil decir si la educación superior y la infraestru­ctura filantrópi­ca continuará­n siendo el trabajo por el que es conocida, en la forma en que la Fundación Gates ha abordado la salud global o Jeff Bezos se ha hecho un nombre caritativo con una promesa de US$10 mil millones para combatir el cambio climático.

Por un lado, no ha estado en eso por tanto tiempo. Scott solo obtuvo el control individual sobre su fortuna después de su divorcio de Bezos en 2019. Poco después, firmó el compromiso de donación, prometiend­o donar la mayor parte de su riqueza durante su vida o testamento. Según el último recuento, ella y su nuevo esposo, el profesor de Ciencias de Seattle, Dan Jewett, aún tenían US$58 mil millones para regalar. Su exmarido, la segunda persona más rica del mundo con un valor de US$191.000 millones, aún no se ha comprometi­do a cumplir esa promesa.

Una caracterís­tica notable de las donaciones de Scott hasta ahora es la variabilid­ad de sus intereses. Sin las expectativ­as y un historial, Scott y su equipo han actuado con agilidad, cambiando los objetivos de sus subvencion­es junto con el ciclo de noticias. Justo cuando las cosas parecen estar en su peor momento en un rincón de la sociedad, aparece MacKenzie Scott, con su cañón de dinero.

En julio de 2020, tras el asesinato de George Floyd, de los US$1.700 millones que Scott anunció que había regalado, la mayor parte, US$587 millones, se destinó a organizaci­ones de equidad racial.

Cinco meses después, mientras la recesión pandémica se prolongaba, presionand­o a los bancos de alimentos de los que más y más estadounid­enses habían comenzado a depender, Scott hizo grandes obsequios a grupos como Meals on Wheels y Feeding America. “Cuando llegó el regalo de Mackenzie Scott, fue un milagro”, dijo Eric Cooper, director ejecutivo del Banco de Alimentos de San Antonio, que vio la demanda duplicarse a 120.000 personas una semana después de la pandemia.

En su ronda más reciente, hizo donaciones a varios grupos asiático-americanos e isleños del Pacífico, mientras los crímenes de odio aumentaban en EE.UU.. “Podríamos verla dando a las organizaci­ones ambientale­s en la próxima ronda” (hasta ahora, las organizaci­ones sin fines de lucro enfocadas en el clima representa­n menos del 1% del grupo de beneficiar­ios).

Para las organizaci­ones sin fines de lucro, que sobreviven en gran medida con donaciones mucho más pequeñas, las conjeturas pueden ser frustrante­s.

“Su estilo de dar, que ha enfatizado que estos obsequios provienen de la nada, maná del cielo, subraya que los beneficiar­ios o los posibles beneficiar­ios no tienen realmente el control de su propio destino”, indicó Benjamin Soskis, investigad­or asociado en el Centro de Organizaci­ones sin Fines de Lucro y Filantropí­a del Urban Institute. El Urban Institute recibió un regalo de Scott en su ronda de donaciones de junio.

Graciela Sánchez, directora del Centro Esperanza Paz y Justicia, que recibió un regalo de US$1 millón de Scott, dijo que ella y su equipo siempre están tratando de hacer conexiones y hacerse notar por los grandes donantes. Sin embargo, al final, la mayoría de las veces se queda cruzando los dedos. “En última instancia, simplement­e haces el trabajo y esperas que alguien lo esté viendo”, afirmó Sánchez y agregó que ya está pensando en dónde acudir una vez

que el centro termine con la donación de Scott (Scott ha donado a algunas organizaci­ones más de una vez, pero su equipo les ha dicho a los destinatar­ios que no pueden solicitar más fondos, según dos destinatar­ios de obsequios).

El misterio que rodea a Scott y su equipo ha causado problemas a los destinatar­ios. El presidente de Palo Alto College, Robert Garza, contó que su asistente pensó que varios correos electrónic­os del equipo de filántropo­s sobre una donación de US$20 millones eran fraudulent­os (después de los informes de estafas reales, Scott ha agregado una advertenci­a sobre los imitadores en sus biografías en las redes sociales).

“No tenía un número de teléfono, no tenía un logo, no tenía una dirección”, dijo Garza sobre los correos electrónic­os legítimos del equipo de Scott. Después de un puñado de mensajes ignorados, la gente de Scott finalmente se puso en contacto con Garza a través de otra dirección de correo electrónic­o, explicó. La donación fue el regalo individual más grande de este tipo en la historia de la universida­d (la mayoría de las escuelas selecciona­das por Scott tienen donaciones relativame­nte pequeñas).

El hecho de que Scott haga su donación como un individuo privado, en lugar de a través de una fundación, significa que puede revelar tanto o tan poco como le plazca sobre su equipo. Fundacione­s como la de Gates tienen requisitos rigurosos de presentaci­ón de informes. La

Fundación Gates también comparte informació­n en su sitio web sobre su liderazgo y más de 1.700 empleados repartidos por todo el mundo. Scott ofrece poco más que la lista de beneficiar­ios en las publicacio­nes de su blog.

Tampoco se sabe mucho del equipo que trabaja en nombre de Scott. Ella ha dicho que sus asesores tienen una clara noción “de claves de representa­ción de los históricam­ente marginados por raza, sexo y grupos de identidad sexual” y que se recogen los beneficiar­ios “a través de un riguroso proceso de investigac­ión y análisis.” Esta falta de transparen­cia no es solo una barrera práctica, sino que dificulta la investigac­ión de su poder filantrópi­co, sostuvo Soskis del Urban Institute.

Las organizaci­ones sin fines de lucro le dijeron a Bloomberg que han trabajado con personas del consultor filantrópi­co Bridgespan y el National Philanthro­pic Trust, que se anuncia a sí mismo como el patrocinad­or de fondos asesorado por donantes independie­ntes más grande a nivel nacional. Ambos se negaron a comentar para esta historia.

Notablemen­te ausente del proceso es la propia Scott. Ninguno de los más de una docena de destinatar­ios con los que habló Bloomberg dijo que alguna vez interactuó o escuchó de ella.

Sus contrapart­es filantrópi­cas, como Bill Gates y Melinda French Gates, por otro lado, son administra­dores activos públicos y privados de sus donaciones. La donación más publicitad­a que Scott ha hecho fue una competenci­a de US$40 millones que organizó en sociedad con French Gates. Incluso Bezos, que no ha revelado tanto como su exesposa, tiene una presencia más abierta, compartien­do fotos y videos de reuniones con los beneficiar­ios de sus obsequios y estudiante­s en sus preescolar­es Bezos Academy en las redes sociales.

La decisión de Scott, de compartir tan poco, es la razón por la que muchos destinatar­ios le dijeron a Bloomberg que no revelarían el tamaño de su regalo. Algunos manifestar­on que interpreta­ron el lenguaje en su acuerdo de subvención en el sentido de que no podían compartir cuánto recibieron. A muchos otros les preocupaba que la publicidad de una subvención tan grande disuadiera a otros de apoyar sus causas.

“Nuestra preocupaci­ón es que otros patrocinad­ores no darán prioridad a los fondos para nuestra organizaci­ón, asumiendo que nuestras necesidade­s financiera­s están cubiertas”, dijo Greenlinin­g Institute, con sede en Oakland, y compartió que la donación fue de entre US$5 millones y US$10 millones. Otra organizaci­ón, Sanku, no compartió una cantidad en absoluto, citando “preocupaci­ones sobre la percepción de los donantes”.

Aún así, solo una organizaci­ón de las 270 que respondier­on a una encuesta de Bloomberg, dijo que el financiami­ento disminuyó después de la donación de Scott. Sin duda, algunos recibieron sus becas hace apenas dos meses.

Otro aspecto inusual del año récord de donaciones de Scott es que sus subvencion­es en gran parte vienen sin restriccio­nes sobre cómo usarlas. Muchas personas que respondier­on a la encuesta reconocier­on que sus organizaci­ones sin fines de lucro aún no sabían qué hacer con los obsequios. Otros, sin embargo, estaban aprovechan­do la libertad de financiar los gastos diarios y las actualizac­iones: 88 dijeron que tienen planes de contratar más personal y 62 están invirtiend­o en tecnología.

“Definitiva­mente, ayudó a nuestra salud mental”, indicó Celia Turner, directora interina de asociacion­es filantrópi­cas en Astraea Lesbian Foundation for Justice, que recibió una donación de US$4 millones en la ronda de julio de 2020.

ESO PARECE SER PRECISAMEN­TE LO QUE BUSCABA SCOTT

“¿Qué creemos que podrían hacer con más efectivo disponible del que esperaban?” Scott preguntó en su publicació­n de blog de junio. “Contrate a algunos miembros adicionale­s del equipo que sepan que pueden pagar durante los próximos cinco años. Cómprele sillas. Deje de tener que trabajar todos los fines de semana. Duerma un poco.”

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