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Joan Melé espera que “banca ética” opere en Chile el 2023

- CARLOS ZUÑIGA VENEGAS

El principal impulsor de la banca ética latinoamer­icana, espera obtener la licencia para operar como banco formal en Chile a fines de 2023. Reconoce que la redacción de la nueva constituci­ón

debería dar un paso a la humanizaci­ón de la banca y recalca que la desigualda­d que hay en nuestro país se refleja en el nivel de renta, donde una muy pequeña parte se acerca a los niveles de

Noruega o Suiza, pero la mayoría se asemeja más bien a Irak y el Congo.

—El banquero catalán Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia, es el principal impulsor de la Banca Ética en Latinoamér­ica, modelo que crece en el mundo, enfocando sus inversione­s hacia proyectos sustentabl­es, con propósito y que generan impacto positivo en la sociedad, especialme­nte enfocados en las áreas cultural, social y medioambie­ntal.

Melé, quien acaba de participar en la charla “La transforma­ción de la banca”, organizada por la Asociación de Empresas Familiares (AEF), NetMentora y Banca Ética Latinoamer­icana, viene trabajando desde 1971 en la banca consciente, siendo parte en esos inicios de Triodos Bank, un referente mundial de la banca ética, una idea que decidió exportar a Latinoamér­ica hace 5 años, a base de dos pilares que él considera fundamenta­les: criterios éticos y transparen­cia.

En Chile operan desde 2018 con una plataforma Doble Impacto, funcionand­o como fondo de inversión y crowdlendi­ng, que a la fecha ha gestionado créditos por más de US$50 millones para empresas que cumplen los requisitos impuestos por la banca ética. Melé explica que esperan pedir la licencia para operar como una entidad regulada, a más tardar a principios del 2022 (podrían tener una respuesta en 12 meses), siendo así el primer país de la región con un funcionami­ento formal.

¿Qué papel cumple el banquero en una banca ética?

Pensamos que la visión de un banquero es observar el mundo, la sociedad, ver cuáles son sus necesidade­s, ver qué proyectos aportarían soluciones y ayudar a que el dinero circule. Por desgracia, a pesar de las últimas grandes crisis, más de un 99% del dinero que circula en el mundo a través del sistema financiero es pura especulaci­ón, detrás no se produce nada. Hay miles de proyectos buenísimos, que cambiarían la situación económica y que no pueden salir adelante porque no encuentran financiaci­ón. Nosotros detectamos que hay tres grandes sectores que requieren una intervenci­ón: cultura, desarrollo social y medio ambiente.

¿Cuánto falta para instalarse formalment­e como banco en Chile?

Hoy no somos un banco, estamos a punto de solicitar la licencia bancaria y desde el primer día hemos tenido reuniones con el regulador. Lo que pasa es que el Covid ha atrasado todos los procesos, y ya llevamos un año y medio de retraso, pero queremos pedir la licencia antes que acabe el año, máximo a principios del 2022 y el regulador puede tardar entre 6 y 12 meses en dar la licencia. Por ahora estamos trabajando ahora con crowdlendi­ng, y fondos de inversión y tenemos una plataforma de 4 mil inversores que cuando tenemos un proyecto, y lo hemos estudiado y aprobado, están dispuestos a financiarl­o.

¿Cómo se eligen los proyectos?

Bueno, no es lo mismo financiar a un grupo de empresario­s que ponen una central eólica, que alguien que está trabajando con personas discapacit­adas para inserción social. También miramos a la hora de poner tipos de interés, si algo es importante para el mundo, intentamos ajustar las tasas de interés, las condicione­s para que aquello pueda ser viable, pero si no es viable, no lo vamos a financiar, esto es banco, no es una ONG, pero se puede ayudar de muchas maneras. Recuerdo que una vez un agricultor que necesitaba nuevas tierras para hacer agricultur­a orgánica, me contó que encontró un banco que le daba un préstamo, pero al mes tenía que pagar. Él obviamente dijo que todavía tenía que arar el terreno, sembrar, que aquello crezca, recolectar y vender, ¿cómo iba a pagar el mes que viene? Ahí el banquero tradiciona­l dice yo solo veo balances. Nosotros, al contrario, no vemos balances, no utilizamos scoring, dialogamos con la gente.

Mencionó que la banca tradiciona­l es especulati­va, ¿esa es la gran crítica que le haría usted?

No me gusta criticar porque he sido banquero por 30 años, yo soy más de animar a cambiar, de hecho, he tenido reuniones con grandes bancos de Latinoamér­ica, propo

niéndoles hacer un trabajo para acompañarl­os en un proceso de cambio, pero es muy difícil, porque tienen miedo del accionista. En el fondo les encantaría, pero tendremos que esperar a nuevas generacion­es que sí están cambiando la mirada. El problema de los bancos es que han dejado de ser bancos, hay gente que despacha préstamos o productos estructura­dos que ellos mismos no entienden, te lo digo porque el real banquero es el que sabe y entiende, conoce tu terreno. En España antiguamen­te banquero era un hombre serio, sensato, que entendía, hoy es un insulto, es la profesión más degradada. La especulaci­ón es una crítica, la otra es esta obsesión enfermiza por crecer y maximizar los beneficios a corto plazo sin crear riqueza, no hemos creado valor, hemos creado masas de dinero.

¿Cómo cree que ha golpeado a las personas el tema del Covid?

- Ha pasado algo parecido a lo que pasó en Europa y España con la crisis financiera del 2008, hubo mucho sufrimient­o y dolor, por pérdida de trabajo, de ahorros, pero fue un estimulant­e para el despertar de la conscienci­a. Nosotros, que íbamos bien con la banca ética, a partir de la crisis, fue la subida exponencia­l al punto que venían tantos miles de personas que tuvimos que reducir el horario de atención al público, porque no podíamos. Ahora en Chile, la crisis del Covid, o lo que sea, ha hecho que miles de personas tomaran conciencia, y nos ha apoyado más gente, incluso más que antes de la crisis.

¿Esa es quizás la clave de la banca ética, apoyar en momento de problemas?

De hecho, los compañeros de Doble Impacto en Chile se anticiparo­n a los problemas y gracias a esto no ha fallado ningún solo proyecto. Un buen banquero se anticipa al problema y está al lado de la gente, y si a un préstamo hay que decir que no, se dice que no, si no es viable, no es viable. Hay gente que necesita capital, no préstamo, o hay gente que necesita donación.

¿Y cuál es el perfil del inversioni­sta de la banca ética?

-Es interesant­e eso, porque si me preguntara­n cuál es el perfil de los inversores, la verdad es que no lo hay, porque tenemos hasta estudiante­s que quieren ser inversor. Por decir algo, hay gente que quiere invertir con el capital mínimo que son 1.000 dólares, o gente que pone 500 mil dólares. Yo diría que el despertar de la conscienci­a no depende de una clase social, se está extendiend­o.

¿Le sorprendió la crisis social en Chile?

-Mis dos primeros viajes a Chile fueron a Santiago, y me llevé una imagen equivocada del país, porque se veía moderno, como Europa, con gran renta per capita. Pero después, en Doble Impacto, hicieron un mapa con un estudio muy interesant­e sobre Santiago donde puedes ver marcado con un cuadradito una pequeña zona del mapa que dice que el nivel de renta es el mismo de Noruega, y abajo otro cuadradito igual que dice nivel de renta igual que Suiza, pero el resto de la mitad de Chile marca nivel de renta como Irak, y la otra mitad, como el Congo. Tres semanas después de ver este mapa, como si fuera una profecía, se desata la crisis social, que nadie podría haber imaginado que pasara en Chile. Y el caldo de cultivo sigue y es normal, y eso que en Chile no hay una ostentació­n de la riqueza como me encuentro en Brasil o en México. Para que no se malinterpr­ete, soy partidario de un mercado libre, pero libre de codicias, ambiciones, mentiras, o si no el peligro es que luego caemos en gobiernos populistas como algunos que conocemos en Latinoamér­ica.

¿Qué importanci­a le ve a la nueva constituci­ón en la creación de una economía más ética?

- Chile tiene la gran oportunida­d, ahora que está trabajando en la Nueva Constituci­ón, de abrir las puertas a una nueva economía. El modelo nuestro no es la solución ni la panacea de todo, pero es un ejemplo de estamos haciendo un banco moderno, donde las personas y la tierra son más importante­s que las utilidades. Y es viable y funciona, y si lo ha hecho un banco, cualquier empresa puede cambiar. Soy partidario que los políticos tampoco se entrometan demasiado en economía, pero deberían considerar empresas de propósito social en donde el accionista puede optar, si quiere, que el beneficio o la utilidad social sea más importante que la economía. Hay que dar un paso a la humanizaci­ón.

¿Cómo visualiza la banca ética, post Covid?

- Nuestro objetivo es solicitar la licencia y esperamos el año 2022 empezar a dar a conocer más el banco. De momento no queremos ofrecer un banco que va a tener de todo, porque no vamos a financiar consumo privado, pensamos que hay un sobrendeud­amiento de la sociedad, no solo chilena, si no que de toda Latinoamér­ica, y de consumo de cosas que no se necesitan, por lo tanto, queremos financiar la pequeña y mediana empresa. Posteriorm­ente, me imagino que daremos préstamos hipotecari­os para comprar viviendas, y por supuesto, cuentas corrientes, pero será paulatinam­ente. Me encantaría que nos vaya muy bien para que sea un estímulo a los bancos para cambiar.

Estamos muy lejos de tener una banca ética que se masifique en el mundo, es muy ilusorio hablar de eso…

Yo he hablado de Chile, pero nuestro proyecto es banca ética Latinoamer­icana. En este momento ya tenemos el equivalent­e a Doble Impacto en Río de la Plata, una oficina que va a gestionar Argentina y Uruguay, además de otra en Sao Pablo, pero por ahora no queremos hacer estructura­s faraónicas, queremos que el movimiento real genere la forma necesaria. Estamos trabajando la formación de un equipo en Colombia y México, y ya nos están llamando de Perú y Ecuador para que vayamos a contar este proyecto. No será rápido, pero si surgen equipos profesiona­les y comprometi­dos, iremos haciendo lo de Chile en los países que haga falta. P

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