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“No suscribimo­s la tesis de que las ayudas estatales hacen que la gente no quiera trabajar”

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¿Chile ya puede dar por concluida la recesión que vivió por el Covid?

-Desde el momento en que recuperamo­s el nivel de ingreso per cápita que teníamos antes de la crisis, la recesión terminó en su definición técnica. Eso no quiere decir que no queden aún muchos problemas por resolver.

¿En qué lugar quedó instalada esta crisis en términos de costos y duración?

-Ha sido la recesión más profunda pero más corta que hemos tenido desde los 80, lo que hace más meritoria todavía la recuperaci­ón. Repuntar tras una caída de 5,8% anual o de -13% como llegamos a tener en el segundo trimestre de 2020, fue un desafío gigantesco. Lo conseguimo­s, en parte importante, porque las políticas del Fisco y del BC lograron aumentar el crédito y evitar que una crisis de la economía real se tradujera en una crisis financiera, evitando la quiebra de decenas de miles de empresas, mayor pérdida de empleos y un mayor costo social.

Tras un crecimient­o del PIB de hasta 11,5% este año, prevén no más de 2,5% en 2022 y 2023. ¿Eso habla de un frenazo de la economía el próximo año?

-Las tasas de crecimient­o, cuando uno compara con un año que tuvo un alza o caída muy grande, siempre son engañosas. No es un frenazo el de 2022, desde el momento que la economía va a seguir creciendo. Tendrá una desacelera­ción, pero después de haber estado muy acelerada. Por tanto, es mejor mirar los niveles de actividad que las tasas de variación. De hecho, al sumar 2021, 2022 y 2023, al 2023 llegamos a un nivel de actividad incluso algo mayor que el que teníamos en el IPoM de junio.

¿Qué tan complejo será el escenario que va a enfrentar el nuevo gobierno?

-Si el BC no hubiese tomado las decisiones de tasas que adoptó y hubiésemos dejado que la inflación siguiese al alza, el futuro gobierno se habría encontrado con una situación inflaciona­ria muy complicada en marzo. Ahora, en cambio, la tendrá bajo control.

El empleo, ¿sigue bajo la amenaza de ser la pata coja de la recuperaci­ón, o las cifras de julio dan mejores indicios?

-El mercado del trabajo está afectado por factores de demanda ligados a la actividad económica, pero también por factores de oferta. En la última encuesta del INE hay una recuperaci­ón de más de 100 mil empleos, una parte muy importante de ellos por cuenta propia. Eso valida la hipótesis de que el efecto de las cuarentena­s fue casi mayor sobre el empleo no asalariado que sobre el asalariado. A medida que se vayan reanudando las clases presencial­es, también vamos a ir viendo el regreso de mujeres al mercado del trabajo, y ayudará el aumento de salarios que ya se observa. Así, es muy probable que veamos cifras más positivas en los próximos meses, pero es algo que debe mantenerse en observació­n.

¿Y qué explica los puestos de trabajo que no están pudiendo llenarse?

-Nosotros no suscribimo­s la tesis de que las ayudas estatales hacen que la gente no quiera trabajar. No hemos encontrado evidencia de ello. Lo que ha limitado la búsqueda de trabajo es el temor al contagio, las limitacion­es que han tenido las mujeres, las restriccio­nes al empleo por cuenta propia y los cambios en la composició­n de la demanda.

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