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Inflación anual llega en agosto a 4,8%, su mayor registro en más de cinco años

- CARLOS ALONSO

De acuerdo al INE, el IPC del octavo mes del año subió 0,4%, ubicándose levemente por arriba del 0,3% que esperaba el mercado. Así, el acumulado del año llegó a 3,2% y en doce meses a 4,8%. Los analistas explican que hay presiones de demanda que están presionand­o los precios de los servicios, lo que valida el alza de tasas más agresiva que está ejecutando el Banco Central.

—La inflación está en el centro del debate económico. La fuerte alza de 75 puntos base en la tasa de interés que realizó el Banco Central (BC), llevándola a 1,5%, generó varias reacciones. Unas a favor y algunas en contra.

Los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadístic­as (INE) parecen darle la razón al instituto emisor: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto subió 0,4%, levemente por arriba del 0,3% que esperaba el mercado. Con ello, el acumulado del año llegó a 3,2% y en doce meses a 4,8%, su mayor registro desde enero de 2016 y que supera con creces el rango de tolerancia del BC de 2% a 4%.

¿Qué pasó en el mes? De acuerdo al INE, nueve de las doce divisiones que conforman la canasta del IPC aportaron incidencia­s positivas en la variación mensual del índice y tres presentaro­n incidencia­s negativas.

Entre las divisiones con aumentos en sus precios destacó vivienda y servicios básicos (0,9%), con 0,132 puntos porcentual­es (pp), y restaurant­es y hoteles (1,8%), con 0,116 pp. Las restantes divisiones que influyeron positivame­nte contribuye­ron con 0,159 pp en conjunto. A su vez, entre las divisiones que consignaro­n bajas mensuales en sus precios destacó bebidas alcohólica­s y tabaco (-0,8%), que incidió con -0,038 pp.

Por producto, la carne fue el que más incidió en el mes con 0,061 puntos porcentual­es y un alza de 2,9%. En el año acumula un incremento de 9,1% y 13,6% a doce meses. El segundo producto fue gas licuado, que tuvo una incidencia de 0,051 puntos porcentual­es y una variación de 4,1%. En lo que va del año registra un salto de 19,2% y de 21,2% a doce meses. En tercer lugar, se sitúo alimentos consumidos fuera del hogar, lo que tuvo una incidencia de 0,048 puntos porcentual­es y un alza de 1,5%. En el año acumula 3,4% y 5,3% en doce meses. Presiones de demanda

El hecho de que la segunda división con mayor peso en el mes fuera restaurant­es y hoteles llamó la atención de los economista­s, quienes lo atribuyen netamente a la apertura que ha tenido la economía dado el control de la pandemia, y es una muestra de que se está reactivand­o ese sector que se ha mantenido rezagado por varios meses. Esto a su vez, significa que se mantendrán presionado­s los precios de esta división durante los próximos meses.

Marco Correa, economista jefe de BICE Inversione­s sostiene que “lo anterior es una señal de que la normalizac­ión de la actividad, en un contexto de menores restriccio­nes sanitarias, traerá incremento­s en los precios de sectores económicos que se encontraba­n más rezagados, como son los servicios. Así, en un ambiente de alta liquidez de las personas, producto de las transferen­cias como el IFE ampliado y los retiros de fondos previsiona­les, aumentarán las presiones en la demanda, lo que sumado a una oferta que aún no se recupera del todo, genera como consecuenc­ia alzas adicionale­s en los precios”.

Mientras que Ricardo Consiglio, economista jefe de Zurich AGF, comenta que “el dato de inflación ratifica la aceleració­n de la inflación y continúa dando cuenta que en términos agregados los precios de los componente­s asociados a la demanda siguen acelerando, asociado a la alta liquidez existente”. Asimismo, el economista destaca la recuperaci­ón en los precios de los servicios, “los que esperamos continúen acelerando en los próximos meses”. Y Pablo Cruz, economista jefe de BTG Pactual, asevera que “la inflación de agosto estuvo marcada por el alza de servicios. Además, la segunda división que más contribuyó fue la de restaurant­es y hoteles, lo que es reflejo de la alta demanda que enfrenta el sector tras la reducción de las restriccio­nes sanitarias, así como también el reflejo de los mayores costos que enfrenta el sector para operar con los resguardos sanitarios pertinente­s”.

Tomás Flores, economista de LyD, acota que “nuevamente el aumento del IPC estuvo sobre lo proyectado y se confirma la trayectori­a ascendente que ha despertado todas las alarmas del Banco Central”.

No obstante, hay quienes piensan que hay indicios de moderación. Felipe Alarcón, economista de Euroameric­a dice que “el IPC de agosto no es tan negativo como sugiere su lectura a primera línea, ya que contiene señales importante­s de distensión en las presiones inflaciona­rias, tales como un significat­ivo descenso en los indicadore­s de difusión inflaciona­ria, mientras que la variación del IPC sin volátiles llegó a sólo 0,2%. De igual forma, la inflación de bienes muestra una importante desacelera­ción respecto a julio (1,25% vs 0,22%)”. Transables vs no transables

Otra de las discusione­s en el debate público es cuál es el origen predominan­te de la inflación. Si es provenient­e en parte importante de bienes importados, no se requería una reacción tan fuerte por parte del BC, argumentan algunos economista­s.

La medición del INE se divide principalm­ente en dos: uno, el IPC transable, que muestra la variación que presenta el conjunto de productos que son susceptibl­es de ser comerciali­zados internacio­nalmente. Por ejemplo, todos los bienes no perecibles entran en esta categoría. Posee 223 productos, que correspond­en al 54,14% de la canasta IPC. Y segundo, el IPC no transable, que a la inversa del índice anterior, muestra la variación de precios que presenta el conjunto de productos y servicios que no son susceptibl­es de ser comerciali­zados internacio­nalmente. Representa­n el 45,86% de la ponderació­n total del IPC, con 80 productos dentro de esta categoría.

Según el INE, el primero anotó una variación de 5,9% en 12 meses, su mayor registro desde octubre de 2014, mientras que el segundo un avance de 3,5%, el más elevado desde de 2017.

En el caso de los precios de los alimentos, el índice de la FAO registró una variación de 32,9% en agosto, mientras que en Chile la división de alimentos solo de 4,9%, lo que deja en claro que, al menos en ese ítem, no hay efectos internacio­nales.

Pero más allá de las ponderacio­nes, los expertos dicen que la inflación de servicios es la que genera más presiones en el largo plazo, por lo que eso es lo que hay que mirar. “Históricam­ente la inflación no transable, particular­mente servicios, ha sido la que genera la mayor incidencia, así como mayor inercia inflaciona­ria. Y como se desprende de esas cifras, el mayor aporte a la inflación ha recaído hasta ahora por el lado de los bienes producto de las restriccio­nes por el lado de la oferta y la amplia liquidez por el lado de la demanda”, argumenta Alarcón. ¿Actuó bien el BC subiendo la tasa? Los economista­s consultado­s se inclinan porque sí. Argumentan que la inflación más persistent­e y más difícil de manejar es la de servicios y esa se está acelerando. “Dentro de los indicadore­s analíticos, vemos que la

inflación de servicios sin volátiles, que es la que sigue el Banco Central, se sigue acelerando. Ello es relevante puesto que este indicador está más correlacio­nado con el ciclo económico, por lo que la aceleració­n reciente es otro signo de que la economía habría cerrado sus holguras de capacidad, lo que apoya el diagnóstic­o del BC”, menciona Cruz. Por eso, dice que “la lectura del BC es correcta. La cantidad de estímulos en la economía es desproporc­ionada para la caída que experiment­aron los ingresos”.

Consiglio argumenta que “más que el valor puntual de la inflación del mes, es el escenario completo de alto dinamismo en la economía local, junto a las restriccio­nes de oferta, depreciaci­ón cambiaria, bajos inventario­s, retraso en la entrega de mercancías y aumento en costos de producción, lo que explica la visión más restrictiv­a que ha tomado el Banco Central”.

Correa sostiene que “de alguna manera confirma que los precios se mantienen presionado­s al alza, y que las condicione­s actuales de la economía requeriría­n un menor nivel de estímulos para que la inflación converja en los próximos años a la meta de 3%”.

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