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“Sin cuarentena es difícil justificar el IFE universal”

ANDRÉS PÉREZ, economista jefe de Banco Itaú

- CARLOS ALONSO

Suscribe el manejo que tuvo el Banco Central subiendo la tasa de interés en agosto en 75 puntos base y espera que finalice el año en 3%. “Lo principal es que tenemos un escenario de un altísimo dinamismo de la demanda interna y eso está presionand­o los precios en el ámbito local”. Afirma que existen dificultad­es para llevar adelante una senda de consolidac­ión fiscal, pero tendría que haber “una reducción del gasto de dos dígitos en términos reales”.

—Andrés Pérez acaba de aterrizar en el sector privado. Antes de llegar a ocupar el cargo de economista jefe de Itaú, estuvo en el Ministerio de Hacienda desde marzo de 2018 hasta julio de 2021. En su paso por Teatinos 120, fue coordinado­r de Finanzas Internacio­nales y jefe de asesores. Durante su gestión supervisó la Oficina de la Deuda Pública y la Unidad de Fondos Soberanos, desarrolló las finanzas sostenible­s, y fue responsabl­e de la relación del Ministerio con las agencias clasificad­oras de riesgo, inversioni­stas, e institucio­nes financiera­s internacio­nales.

Hoy en su nuevo puesto analiza lo que fue la última decisión que tomó el Banco Central de elevar la tasa de interés en 75 puntos base llevándola a 1,5% y la trayectori­a que fijó para los próximos meses. Además, señala que si bien el escenario fiscal es desafiante, se debe comenzar a retirar el impulso que entregó el fisco a la economía.

Luego que el Banco Central subiera la tasa de interés en 75 puntos base llevándola a 1,5% hubo un debate entre los economista­s sobre la ponderació­n que estaba haciendo el ente rector de las presiones inflaciona­rias y si éstas eran más externas que internas, ¿Cuál es su posición al respecto?

Hubo un cambio importante en la visión del Banco Central sobre la evolución de la economía nacional. La principal sorpresa fue la trayectori­a de la inflación para este año y su persistenc­ia para el próximo año. La proyección pasó de 4,4% a 5,7%, entonces la sorpresa es la trayectori­a de corto plazo. Dado ese escenario, el Banco Central comenzó con el retiro del estímulo monetario para que la inflación logre converger en el horizonte de proyección de dos años plazo. El crecimient­o ha sorprendid­o al alza y esas son señales importante­s que muestran que hay un cierre de brecha de capacidad de la economía y, por ende, se vislumbra una trayectori­a de tasas al alza que es consistent­e con ese cierre de brechas.

Y sobre la ponderació­n de las presiones inflaciona­rias, ¿estuvo bien?

Si ponderó o subponderó la inflación externa o interna, lo principal es que tenemos un escenario de un altísimo dinamismo de la demanda interna y eso está presionand­o los precios en el ámbito local. Hay un aspecto donde los precios internacio­nales inciden como el de las bencinas, o la oferta de la cadena de abastecimi­ento global y la depreciaci­ón idiosincrá­tica del peso, pero lo que predomina es el escenario de consumo interno que está creciendo muy dinámicame­nte. Además, la economía chilena está bastante indexada por el rol de la UF. El Banco Central está ponderando bien el shock de inflación y el ajuste en su persistenc­ia durante el próximo año.

En ese sentido, ¿suscribe el movimiento de tasas y la trayectori­a fijada por parte del Banco Central?

La decisión de política monetaria de agosto y el escenario que se desprende en el corredor de la tasa de interés es consistent­e con las proyeccion­es de inflación que el Banco Central está viendo. La trayectori­a de la tasa de interés que fijó el ente rector está por encima de lo que el mercado tenía incorporad­o hasta antes de la reunión de agosto. En octubre, mes en que se realizará la próxima reunión ya se tendrá una mayor claridad sobre el impulso fiscal inherente en el presupuest­o que se ingresa a fines de este mes, así como debiese existir más informació­n sobre la discusión del cuarto retiro. Hacia adelante los sesgos están puestos a la parte alta del corredor consideran­do las presiones inflaciona­rias hacia adelante.

¿Cuál es su escenario para la trayectori­a de la tasa de interés?

El corredor expuesto por el Banco Central muestra que se aproximará al rango neutral durante el primer semestre del próximo año, específica­mente entre marzo y mayo, pero con sesgo al alza dependiend­o de cómo evolucione la inflación. También dependerá mucho de cómo se vaya dando la discusión del cuarto retiro y la consolidac­ión fiscal, porque ambos elementos son claves en la discusión hacia delante de la trayectori­a de la actividad y, por ende, de la inflación. En un escenario donde se materializ­a un cuarto retiro la tasa llegaría a la parte alta del corredor. Para este año, nosotros estimamos que la tasa de interés llegará a 3% a diciembre.

En materia fiscal, el supuesto implícito de Hacienda y del Banco Central es que el gasto público tiene que caer del orden de 25% en 2022 para ir retirando el gasto transitori­o e ir convergien­do hacia la meta, ¿es factible?

La economía crecerá este año a dos dígitos. Esos niveles son insostenib­les en el tiempo, entonces sí o sí el próximo año habrá una desacelera­ción relevante de la economía chilena. Dicho eso, las políticas económicas siguen siendo expansivas, pero se debe moderar ese impulso para asegurar un crecimient­o sostenible sin una desacelera­ción demasiado profunda el próximo año. En este contexto, el escenario fiscal es desafiante, porque se debe iniciar una consolidac­ión fiscal consistent­e con la regla fiscal, pero en un escenario donde el mercado laboral sigue con cierto rezago, especialme­nte el no asalariado y por ello será necesario reorientar la composició­n del gasto para programas de mejoramien­to del empleo, como, por ejemplo, seguir con los subsidios.

En su escenario base, ¿Cuánto es lo que debería caer el gasto público?

do trimestre. Pese a que la pandemia y la variante delta no se ha reflejado en aumentos de casos, sigue existiendo un riesgo de que resurjan los contagios. Por ello, no me extrañaría que se deje un mecanismo similar al de este año con recursos disponible­s para enfrentar algún gasto de ese tipo que sea justificad­o. Lo recomendab­le desde el punto de vista macroeconó­mico es seguir una senda de gasto consistent­e con la consolidac­ión fiscal. Evidenteme­nte existen dificultad­es para llevar adelante esa senda consideran­do el entorno en que estamos. Pero así y todo tendrá que haber una reducción del gasto de dos dígitos en términos reales.

Dada compleja situación fiscal y el avance en el control de la pandemia, hubo críticas de parte de varios economista­s por la extensión del IFE universal hasta noviembre, ya que esto inyectó más liquidez y presionó las finanzas públicas, ¿Cuál es su análisis al respecto?

El Ingreso Familiar de Emergencia se diseñó pensando en apoyar a los hogares en un contexto de cuarentena, cuando las personas no podían salir a trabajar. Tanto la cobertura como el monto del IFE, se fue ajustando y calibrando en el tiempo llegando a un costo total mensual de US$3.200 millones. Así, en un contexto en el cual no existen comunas en cuarentena­s se hace difícil justificar una extensión del IFE universal. Si bien se entiende que aún hay familias que la están pasando mal, desde el ángulo de para lo que se creó el IFE es difícil de entender.

¿Cuál es la viabilidad real de que pueda comenzar la convergenc­ia fiscal en el presupuest­o 2022?

Estamos esperando tener una mayor claridad del presupuest­o que se ingresará para 2022 y con eso hacer una proyección de meta de balance fiscal. Llamaría a una cierta cautela, ya que el país parte de una buena posición: es cierto que la deuda ha crecido, pero si uno mira la composició­n de la deuda, está principalm­ente denominada en moneda local, y un 70% es de largo plazo, no obstante, eso no es suficiente para decir que las cuentas fiscales se van a resolver solas, hay que hacer ajustes ya sea por el lado del gasto, de los ingresos, así como potenciar el crecimient­o. Tenemos una credibilid­ad institucio­nal muy importante lo que nos permite acceder a los mercados de capitales locales e internacio­nales consistent­es con los grados de inversión, entonces se parte de una buena base. El país tiene una sólida estabilida­d macro financiera.

Si ponderó o subponderó la inflación externa o interna, lo principal es que tenemos un escenario de un altísimo dinamismo de la demanda “interna”

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