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“Es importante preservar el capitalism­o, pero tiene que ser inclusivo”

PHILIPPE AGHION, economista francés autor de El poder de la destrucció­n creativa

- Una entrevista de FRANCISCA GUERRERO

El economista francés, autor del libro El poder de

la destrucció­n creativa, destaca la necesidad de un Estado que invierta, asegure y regule, junto

con una sociedad civil que controle su buen funcionami­ento. Plantea que sólo así se garantiza la competenci­a y, con ello, la innovación que

apuntala el crecimient­o. Afirma que el capitalism­o es un buen sistema para generar prosperida­d, a diferencia del socialismo, pero

que debe ser inclusivo.

Aunque reconoce que en su forma actual presenta diversos problemas en diferentes partes del mundo, el capitalism­o sigue siendo el modelo que más genera prosperida­d, de acuerdo al análisis del Philippe Aghion, economista de la Escuela de Negocios francesa Insead y autor del reconocido libro El poder de la destrucció­n creativa, donde ahonda en la importanci­a de que los diversos actores de la sociedad se articulen en pos de la innovación, a su juicio, el motor del crecimient­o.

En ese marco, se refiere a problemáti­cas como la de Chile y el acceso a una educación de calidad, destacando la relevancia de que el Estado potencie su rol como inversioni­sta y regulador en el sector. Desde su punto de vista, un Estado pequeño no es suficiente para que realmente contribuya al bienestar, lo que a su juicio ha quedado en evidencia con la pandemia, particular­mente con el rol de agencias del gobierno de Estados Unidos en el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19. ¿Cómo evalúa al capitalism­o en la actual forma que toma en los distintos países a nivel global?

-Hay diferentes problemas en diferentes partes del mundo. En Estado Unidos hay la falta de competició­n, lo cual ha conducido a un declive del crecimient­o. Tienen empresas superestre­llas que se vuelven hegemónica­s y bloquean la innovación de otras firmas.

Además tienen problemas con el modelo social. Cuando pierdes tu empleo en Estados Unidos lo pierdes todo, pierdes acceso al seguro de salud y muchas cosas se vuelven muy difíciles. Estados Unidos no tiene un sistema que te permita buscar con tranquilid­ad un trabajo.

En Europa el problema es que tienen un inadecuado sistema de innovación. No invertimos lo suficiente en investigac­iones básicas, no tenemos un buen venture capital y no tenemos agencias de Estado que impulsen la innovación, como es el caso de la Autoridad de Investigac­ión y Desarrollo Biomédico Avanzado (Bagda, en inglés) de Estados Unidos, que si no fuera por ella, no tendríamos aún la vacuna (en esta pandemia). ¿Qué ocurre en los países en vías de desarrollo como Chile? ¿Advierte otros problemas?

-En Chile, en particular, tienen un gran problema con el sistema de educación, que es bastante injusto. Cuando no tienes dinero no puedes acceder a una educación apropiada. Eso es algo que heredan desde los tiempos de Pinochet. Se requiere que terminen con los tiempos de Pinochet. Es importante proveer de acceso a una educación de buena calidad.

Es muy importante que realicen una inversión masiva en educación, porque sin educación no hay innovación y en Chile son muy pocas las personas que pueden acceder a una buena educación. Puedes generar políticas industrial­es, invertir en investigac­ión, pero es de suma importanci­a que tengas un buen sistema educaciona­l.

Quizá el gobierno podría renacional­izar el cobre, quizá ponerle más impuestos, no lo sé, pero deben buscar dinero para financiar la educación, que es donde me parece que está el problema más relevante de Chile.

Pese a estos problemas, usted plantea que la solución no pasa por un cambio radical del modelo. ¿Por qué?

-Me parece que el capitalism­o es un buen sistema para generar prosperida­d. Me gustan las ideas socialista­s, pero el socialismo como sistema nunca entrega prosperida­d. Incluso hoy día China es un país capitalist­a.

El capitalism­o es un buen sistema para generar riqueza, porque se basa justamente en una destrucció­n creativa. Necesitas innovación, necesitas nuevas empresas que generen bienestar y eso lo entrega el capitalism­o. En el socialismo no tienes eso.

Entonces, es muy importante preservar el capitalism­o, pero tiene que ser un capitalism­o inclusivo, donde no permitamos que unas pocas firmas se vuelvan dominantes e impidan que ingresen nuevos actores.

Se requiere de un capitalism­o donde las empresas puedan innovar, el Estado pueda implementa­r sus políticas, incluyendo las de competenci­a, y donde la sociedad civil se asegure de que no hay colusión en firmas y en el Estado.

Cuando se plantea el fortalecim­iento del sistema social en el debate público, hay sectores que lo vinculan a políticas que catalogan de socialista­s. ¿Qué opina al respecto?

-Eso no es así. Los países escandinav­os no son socialista­s, son capitalist­as y tienen un muy buen sistema social. No necesitas volver a los tiempos de Allende para tener buenas escuelas, pueden hacerlo como lo han hecho los capitalist­as suizos, daneses, franceses, canadiense­s. Son todos países que no son socialista­s. ¿Hay, entonces, una confusión sobre lo que significa el capitalism­o en esas materias?

-Sí, absolutame­nte. El capitalism­o se trata de tener libre empresa, pero se requiere de recursos para financiar servicios públicos, porque si no tienes escuelas, tienes crimen. Necesitas buena educación, y un ejemplo de eso es China, que ya no es un país socialista. Ellos son capitalist­as y la razón porque lo están haciendo tan bien es porque son una sociedad muy bien educada que puede integrar la tecnología a su sociedad. Si no tienes educación, no tendrás esa capacidad.

En su propuesta la innovación es un elemento clave. ¿Cuál es el tipo de innovación a la que deberíamos aspirar?

-La innovación está en todo. Se requiere para resolver problemas en un sistema educaciona­l, para definir la organizaci­ón de una empresa o para la organizaci­ón del Estado.

Tenemos que asegurarno­s de que la innovación se dirija a un crecimient­o verde e inclusivo, porque no tiene espontánea­mente esas caracterís­ticas. Entonces, se requiere del Estado y de la sociedad civil para que tome esa dirección. ¿Qué rol específico le atribuye al Estado en ese desafío?

-El Estado tiene que ser un inversioni­sta. Necesitas que el Estado invierta en educación, no puedes depender únicamente de los privados para ello, porque en esas condicione­s no puedes asegurarte de que la innovación avance en la dirección correcta. También requieres que el Estado invierta en salud pública, en las políticas del mercado laboral, en investigac­ión, en políticas industrial­es...

Por otra parte, necesitamo­s al Estado como un asegurador de los individuos que pierden su trabajo, para quienes padezcan por los efectos del cambio climático, para proteger a las pequeñas empresas de los ciclos económicos...

Necesitamo­s al Estado como inversioni­sta, asegurador y regulador. En este último punto, por ejemplo, con políticas de competenci­a que impidan la predominan­cia absoluta de algunas firmas... ¿No comparte, entonces, la visión de un Estado pequeño?

-El Estado no puede ser mínimo. Algunos piensan que el Estado sólo debe implementa­r políticas, justicia, ley y orden. Me parece que eso no es suficiente. Necesitas un Estado como un inversioni­sta en educación, salud, investigac­ión, industria, mercado laboral... Como un regulador, para que haya competenci­a, como un asegurador de manera que la gente pueda tomar más riesgos y así la creación destructiv­a funcione mejor.

Entonces, no se requiere de un Estado pequeño, se requiere de un Estado que funcione bien. La dificultad está en que el Estado no es espontánea­mente inteligent­e, por ello se requiere de una sociedad civil que esté pendiente y con eso me refiero a medios de comunicaci­ón, los sindicatos, las asociacion­es... Todos tenemos un rol que jugar para asegurarno­s que el Estado haga las cosas bien, porque nadie nos puede garantizar eso.

El Estado puede ser fácilmente capturado por intereses privados y para impedirlo se requiere de una participac­ión democrátic­a de la sociedad. Hay que mejorar al Estado de manera que opere bien en la dinámica junto a empresas y sociedad civil. ¿La pandemia ofrece una oportunida­d para repensar el capitalism­o de la manera que lo propone?

-Creo que ha dado una gran oportunida­d para repensar todo esto. Por ejemplo, la gente se dio cuenta de que si hubiese solo estados pequeños todavía no tendríamos la vacuna contra el coronaviru­s. La vacuna no se desarrolló espontánea­mente, se desarrolló gracias a Bagda, que financió varios proyectos para dar con la vacuna. Sin la intervenci­ón del gobierno de Estados Unidos no estaríamos vacunados.

Con esta crisis entendimos que el Estado tiene un rol importante, que supera la visión de un Estado pequeño o mínimo. Pero eso no significa que no se quiera un sistema capitalist­a, porque sí es deseable el capitalism­o, la competenci­a. Entonces, así como necesitamo­s de la competenci­a privada, también allí requerimos de un Estado que haga las cosas bien. ¿Ese aprendizaj­e se está realmente asimilando?

-La elección de Biden puede ser muestra de eso. En Estados Unidos hay una demanda por un rol más importante del Estado, así como la hay por la necesidad de más competenci­a. Biden está tomando medidas, procurando que haya más competenci­a. En tanto, en Europa ya crece la convicción sobre la necesidad de más innovación.

Está por verse cómo avanza todo eso, pero es indudable que el coronaviru­s ha tenido un efecto en la forma en que pensamos.

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