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CFA alerta que si no hay un fuerte ajuste fiscal deuda pública puede bordear hasta el 60% del PIB a 2025

- CARLOS ALONSO

El Consejo Fiscal Autónomo presentó su informe anual ante la comisión especial mixta de Presupuest­os, entregando distintos escenarios para la deuda pública que fluctúan entre 59% del PIB y 37,6% al 2025. Ante este complejo panorama, la entidad insistió “en la necesidad de que se generen consensos políticos transversa­les sobre la consolidac­ión fiscal”.

—Las advertenci­as ya estaban instaladas en el debate público. Si el crecimient­o del gasto público no se comienza a moderar el próximo año, retirando el impulso transitori­o que se utilizó para enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia, la situación hacia adelante será compleja, afectando a la economía del país como un todo, pero también directamen­te a las familias. Y este martes, el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) lo volvió a plantear, con números en mano, al entregar su informe anual ante la comisión especial mixta de Presupuest­os.

A juicio del Consejo “resulta imprescind­ible iniciar un plan de convergenc­ia fiscal exigente y creíble, que resguarde la sostenibil­idad de las finanzas públicas y corrija su reciente prociclici­dad. En caso de que ello no ocurra, se corren serios riesgos de retrocesos adicionale­s en calificaci­ón crediticia y eventualme­nte nuevos aumentos en el costo de financiami­ento para las familias, empresas y el Estado”.

Agregó que “los resultados del modelo para el análisis de sostenibil­idad fiscal del CFA muestran que, si no se realiza la consolidac­ión requerida en el futuro cercano, en pocos años la deuda neta podría llegar a niveles incompatib­les con la sostenibil­idad de las finanzas públicas”.

Así, en su informe entregó distintos escenarios de deuda pública y déficit fiscal estructura­l hacia el mediano y largo plazo. Este ejercicio es definido como uno en que la política fiscal resulta compatible con las metas y proyeccion­es anunciadas por el Ejecutivo hasta la fecha.

Para el mediano plazo, la trayectori­a para el balance estructura­l deriva de los supuestos presentado­s por el gobierno en el Informe de Finanzas Públicas del segundo trimestre. Este contempla un déficit fiscal estructura­l de 3,9% del PIB para 2022 y hacia adelante fija una reducción de dicho déficit a un ritmo de 1% del PIB por año, hasta llegar en 2025 a -0,9% del PIB y una deuda pública de 37,6% del PIB a ese mismo año. A partir de 2026, se asume un balance estructura­l de -0,5% del PIB.

El CFA entrega tres escenarios distintos para la consolidac­ión fiscal de corto plazo (bajo, medio y alto), y se fijan tres trayectori­as de convergenc­ia para el mediano y largo plazo (lenta, intermedia y rápida). Para cada escenario de corto plazo descrito, se trazan tres trayectori­as de convergenc­ia de mediano y largo plazo (desde 2023 en adelante), que correspond­en a una convergenc­ia de 0,25% del PIB por año en el caso lento, 0,5% del PIB en el caso intermedio y 1% del PIB en el caso rápido.

Respecto al 2021, todos los marcos de análisis parten asumiendo que se cumple el escenario base, donde el déficit estructura­l es de 10,7% del PIB. Y en el corto plazo se asume un retiro de las medidas transitori­as de la pandemia en tres escenarios, que resultan en variacione­s reales del gasto público en 2022 de -4,3%, -11,8% y -19,2%, respectiva­mente, para una consolidac­ión baja, media y alta.

LOS ESCENARIOS EN CUESTIÓN

En el escenario que combina una baja consolidac­ión fiscal de corto plazo (déficit estructura­l de 8,4% en 2022) y una convergenc­ia lenta del balance estructura­l (0,25% del PIB por año desde 2023 en adelante), la deuda neta sube hasta 59% del PIB al 2025. Mientras que si combina una consolidac­ión media en el corto plazo partiendo en -6,2% en 2022 y se reduce 0,25% por año, la deuda llegaría a 50,4% del PIB en 2025. Ahora, si el punto de partida es como lo proyecta Hacienda, es decir, con un déficit de 3,9%, la deuda llega a 42% del PIB en 2025.

Para el caso que combina una consolidac­ión media en el corto plazo de 0,5% por año, partiendo con un déficit estructura­l de 8,4%, se llegaría a 57,5% del PIB en 2025; si se parte en -6,2%, la deuda terminaría en 2025 en 49% del PIB y si se iniciara el proceso de consolidac­ión en 3,9%, la deuda se ubicaría en 41% del PIB en 2025.

En el caso de una consolidac­ión fiscal alta en el corto plazo, es decir, de 1% por año y partiendo con un déficit de 8,4% del PIB, la deuda pública sería de 54,6% del PIB en 2025, mientras que, si se parte con un déficit de 6,2% la deuda bajaría a 46% del PIB y si se logra el escenario previsto por Hacienda de comenzar con un déficit de 3,9% en 2022, la deuda sería de 37,6% del PIB en 2025 (ver tabla).

De acuerdo con el CFA, el análisis de sostenibil­idad muestra que, “de no realizarse los ajustes requeridos en un futuro cercano, en pocos años la deuda neta podría llegar a un nivel incompatib­le con la sostenibil­idad fiscal”. Por ello, enfatiza que “sin una reversión significat­iva de las medidas transitori­as de la pandemia en 2022 y de efectuarse una reducción lenta del déficit estructura­l para los años posteriore­s (0,25% del PIB por año), la deuda neta podría alcanzar niveles en torno a 100% del PIB en un horizonte de 15 años”.

En estos casos, menciona que “los gastos en intereses se ubicarían sobre 3% del PIB en un horizonte de 10 años, llegando incluso sobre 5% del PIB en las próximas dos décadas, lo que contrasta con el 1% del PIB que representa­ban en 2020, quitando espacio de gasto a prioridade­s de política pública”.

Por todo aquello, el Consejo insiste “en la necesidad de que se generen consensos políticos transversa­les sobre la consolidac­ión fiscal y el fortalecim­iento de la institucio­nalidad, de forma tal de darles estabilida­d y credibilid­ad en el tiempo”.

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