Pulso

Cierre de la mina Cerro Colorado

- —por

EJUAN CARLOS GUAJARDO

xiste poca conciencia de que se aproxima un hito en la minería chilena. La mina Cerro Colorado que comenzó en 1994, cerrará en 2023, siendo tal vez el primer caso de finalizaci­ón de una de las minas que dieron origen al boom minero iniciado en los años 90 y que convirtier­on a Chile en la superpoten­cia mundial del cobre. No son muchos los casos de cierres de minas en curso; sin embargo, destacan positivame­nte los casos de El Indio y de minera Pudahuel, este último a la vista de todos quienes transitan por la ruta 68, en las proximidad­es del túnel Lo Prado.

Cerro Colorado cuenta con un plan de cierre actualizad­o aprobado por la autoridad correspond­iente, el cual estipula un detallado programa de acciones de cierre y también de post cierre, involucran­do cientos de millones de dólares y un monitoreo que se extiende por más de 300 años. Este plan se enmarca, por cierto, en la legislació­n de cierre de faenas del país, la cual, no sin dificultad­es, logró establecer criterios que aseguran un proceso de clausura responsabl­e.

En los tiempos que corren, caracteriz­ados por la difusión de imágenes erróneas sobre la minería, vale la pena enfatizar que la minería responsabl­e que se realiza en Chile se hace cargo del desafío de cerrar adecuadame­nte sus operacione­s, pues este proceso es complejo por los potenciale­s impactos ambientale­s y socioeconó­micos que involucra.

Por lo anterior es que son altamente preocupant­es los últimos acontecimi­entos en torno a la mina Cerro Colorado. Procesos de la justicia ambiental han avanzado hasta el punto de amenazar la continuida­d de esta mina y provocar su cierre antes de lo que está planificad­o en 2023. Si se materializ­an los fallos vigentes, Cerro Colorado no podrá continuar utilizando agua desde el 1 de octubre, es decir en pocos días más, por lo que su cierre sería inevitable en unas pocas semanas.

Este escenario sería muy serio y debe evitarse, pues de otro modo la compañía minera no tendría el tiempo para activar el plan de cierre responsabl­e y los riesgos ambientale­s serían relevantes. El país y la Región de Tarapacá, en particular, sufrirían un impacto económico sin tiempo para prepararse. Y la minería podría recibir un duro golpe, pues su imagen se vería afectada al materializ­arse un cierre sin los debidos estándares por la premura con que debería realizarse.

Una buena implementa­ción de un plan de cierre requiere tiempo para pasar de la etapa conceptual establecid­a en los permisos, a la etapa de ingeniería y ejecución.

El respeto a la justicia no está puesto en duda de ningún modo, pero esta delicada situación requiere una mirada-país que sea capaz de encontrar un camino que mitigue los impactos ambientale­s y socioeconó­micos y encauce las cosas de manera racional.

De esta forma podría, además, favorecers­e los aspectos básicos del cierre, es decir aquellos relativos a la estabilida­d física, química y seguridad de personas y también abarcar de mejor manera otros elementos críticos como la transición social de comunidade­s dependient­es de la mina, el impacto en los trabajador­es y la evaluación ecológica de usos futuros del suelo, entre otros.

* Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo Plusmining.

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