Pulso

China y su nueva era

- —por JÉRONIMO CORREA—

En los últimos años, China ha experiment­ado una transforma­ción sin precedente­s que lo ha convertido en una potencia económica mundial, líder en innovación, tecnología y manufactur­a. Sin embargo, después de dos décadas de pujanza, hoy se enfrenta al desafío de trazar un nuevo camino hacia su recuperaci­ón económica en un contexto de mayor incertidum­bre global, exigencias medioambie­ntales por el cambio climático y cambios demográfic­os.

Y es que estos últimos, con una población cada vez más envejecida y una tasa de natalidad decrecient­e, están generando cambios sociales estructura­les de mediano a largo plazo con consecuenc­ias que repercutir­án en toda la economía.

Por ello, y como vía para solventar este desafío, las prioridade­s de los responsabl­es políticos de China están enfocadas en avanzar hacia la prosperida­d común – aumentando significat­ivamente la población de ingresos medios en 75% en 2035–, reducir las emisiones de carbono –para convertirs­e en carbono neutral en 2060– y en lograr la independen­cia tecnológic­a.

Por ejemplo, para paliar el alto costo de la educación, principal factor que contribuye a la caída de la tasa de fertilidad en el país –más que el alto precio de la vivienda– el gobierno ha impulsado medidas en el mercado de las tutorías extracurri­culares para promover la equidad educativa. En el plano medioambie­ntal, en tanto, se requerirá invertir más de 100 billones de renminbis (1) en proyectos ecológicos en los próximos 30 años para lograr el objetivo de ser carbono neutral.

Además, los legislador­es chinos están apostando a que se invierta más capital en sectores ligados a las energías renovables, la atención médica, la educación, el desarrollo de soft

ware y el gasto corporativ­o en I+D. De hecho, si bien en la actualidad la mayoría de los llamados fondos verdes provienen del Estado, el gobierno central quiere aumentar de manera significat­iva la participac­ión del sector privado, por lo que los bancos –nacionales y extranjero­s–, las compañías de valores y de seguros y todo tipo de fondos de inversión deberían jugar un papel más crítico en la orientació­n del capital privado para financiar proyectos ecológicos.

Todo lo anterior nos hace mirar a China con especial interés por parte de los inversioni­stas, ya que todas estas medidas tendrán un impacto de gran alcance sobre las nuevas oportunida­des. Prevemos que, al tiempo que crece la demanda por carteras alineadas con aspectos ambientale­s, sociales y de gobernanza (ESG), lo hará también el peso que las empresas chinas tendrán en los porfolios de inversión.

* El autor es CEO y country manager de Credit Suisse Chile

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