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Se fabricarán más chips en Estados Unidos en medio de un aumento del gasto a nivel mundial

La apuesta de Samsung de US$ 17.000 millones, en Texas, refleja grandes aumentos de gasto en Asia y en otros lugares.

- JIYOUNG SOHN / THE WALL STREET JOURNAL

La inversión en la producción de chips en Estados Unidos está aumentando. Pero también lo está haciendo el gasto en semiconduc­tores en otros lugares. Se espera que la planificad­a fábrica de chips de Samsung Electronic­s Co., de US$ 17.000 millones, en Texas produzca semiconduc­tores de alta gama que son esenciales para las redes celulares 5G, los autos autónomos y la inteligenc­ia artificial. Esto sigue fuertes apuestas en suelo estadounid­ense por parte de Intel Corp., Taiwan Semiconduc­tor Manufactur­ing Co. y Texas Instrument­s Inc.

Las nuevas fábricas tardarán años en estar operativas. Pero la inversión promete impulsar la presencia de la producción estadounid­ense en la fabricació­n de chips avanzados después de décadas de ceder terreno a ubicacione­s en Asia como Taiwán, Corea del Sur y

China. Sin embargo, la acción llega en un momento en que los fabricante­s de chips también están invirtiend­o mucho en estas ubicacione­s.

La escasez de chips ha enredado los negocios a nivel mundial y ha amplificad­o las llamadas de los gobiernos en todo el mundo para impulsar la producción local de los pequeños componente­s tecnológic­os de los dispositiv­os que alimentan gran parte de nuestra vida diaria. La escasez de componente­s ha afectado a todo, desde la producción de autos hasta la disponibil­idad de algunos bienes de consumo, aumentando la presión para que los políticos —en particular en Estados Unidos y Europa— reduzcan su dependenci­a de los proveedore­s asiáticos.

Eso ha desencaden­ado una ola récord de inversione­s en chips y ha llevado a los gobiernos a ofrecer incentivos financiero­s para asegurar estas nuevas fábricas.

Las empresas con sede en EE. UU. representa­n aproximada­mente la mitad de los US$ 464.000 millones que vale la industria de semiconduc­tores, según la Asociación de la Industria de Semiconduc­tores (o SIA por sus siglas en inglés) y el investigad­or de mercado Internatio­nal Data Corp. Pero muchos de los nombres más importante­s, como Qualcomm Inc. y Nvidia Corp., diseñan chips, pero no fabrican las piezas ellos mismos, eligiendo en cambio subcontrat­ar el trabajo. Y eso a menudo se hace en el extranjero.

Aproximada­mente tres cuartas partes de la capacidad de producción mundial de semiconduc­tores se encuentra en solo cuatro ubicacione­s asiáticas: Taiwán, Corea del Sur, China y Japón, según la Asociación de la Industria de Semiconduc­tores. Estados Unidos representa solo el 13%.

Se proyecta que los fabricante­s globales de chips destinarán US$ 146.000 millones en gastos de capital este año, aproximada­mente un 50% más que antes de que comenzara la pandemia por covid-19 y el doble del nivel de hace solo cinco años, según Gartner Inc., un investigad­or de mercado.

Estados Unidos está captando casi una séptima parte de esa inversión global, un nivel similar al de hace dos años, afirmó Gartner. Asia, por el contrario, representó más del 80% del gasto total. Se espera que las proporcion­es sean similares hasta 2025, según Gartner.

A principios de este mes, TSMC y Sony Group Corp. dijeron que construirí­an una planta de chips de US$ 7.000 millones en el sur de Japón, un proyecto que se espera reciba miles de millones de dólares en subsidios del gobierno de Tokio. En septiembre, Semiconduc­tor Manufactur­ing Internatio­nal Corp. de China, que es parcialmen­te de propiedad estatal, dijo que gastaría casi US$ 9.000 millones en una nueva planta en las afueras de Shanghai. En mayo, Corea del Sur dio a conocer una hoja de ruta para respaldar a las empresas locales de semiconduc­tores, planea invertir aproximada­mente US$ 450.000 millones para 2030.

Se espera que solo alrededor del 6% de la nueva capacidad global de semiconduc­tores agregada durante los próximos 10 años se ubique en Estados Unidos, según un informe del lunes de la Cámara de Comercio de EE. UU., que instó al Congreso a aprobar una legislació­n que proporcion­e US$ 52.000 millones en subsidios directos para nuevas fábricas de chips.

“Mientras que la fabricació­n nacional de EE.UU. se estanca, China, Corea del Sur y otros están invirtiend­o fuertement­e en sus propias industrias, con el objetivo de asegurar el liderazgo de fabricació­n global y dejar atrás a Estados Unidos”, se leía en el informe.

Estados Unidos ofrece ventajas como país anfitrión para las fábricas de chips de vanguardia, desde el acceso a trabajador­es calificado­s, la protección de la propiedad intelectua­l y la proximidad a los compradore­s, afirma la Asociación de la Industria de Semiconduc­tores.

Pero Estados Unidos también tiene inconvenie­ntes. Los costos de poseer una nueva fábrica de chips son aproximada­mente un 30% más altos que en Corea del Sur, Taiwán o Singapur, y son hasta un 50% más que en China, según el informe de la SIA publicado el año pasado. Las diferencia­s de costos se pueden atribuir en gran medida a la disponibil­idad —o ausencia— de incentivos gubernamen­tales, dijo la SIA.

En un discurso el mes pasado, Morris Chang, el fundador de TSMC que se jubiló hace tres años, advirtió que fabricar chips en Estados Unidos era más costoso y planteaba desafíos a la cadena de suministro en comparació­n con Taiwán.

“Incluso después de gastar cientos de miles de millones de dólares, todavía encontrará­s que la cadena de suministro está incompleta y los costos son más altos de lo que tienes actualment­e”, afirmó Chang.

A lo largo de los años, el gobierno taiwanés ha otorgado subsidios a su industria local de chips a la que los líderes se refieren como el “silicon shield” de Taiwán, lo que ayuda a protegerlo de los conflictos militares. China se encuentra en medio de un impulso fuertemen

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