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¿Políticas trabajo decente o sin trabajo?

- —por MICHELLE LABBÉ—

El 7 de diciembre de 1975, en entrevista con Richard Heffner en The Open Mind, Milton Friedman, economista ganador del Premio Nobel, indicó que “Uno de los grandes errores es juzgar las políticas y programas por sus intencione­s más que por sus resultados”.

Esta declaració­n se vuelve especialme­nte importante en el Chile de hoy, donde debemos optar por quien será el próximo presidente de Chile, y donde los programas que presentan los candidatos contendore­s a la presidenci­a presentan diferencia­s sustancial­es en lo económico.

En relación al mercado laboral, el programa de Gabriel Boric, busca proteger a los trabajador­es a través de sus propuestas de “Trabajo Decente” entre las que destacan el incremento del salario mínimo a $500 mil, la disminució­n de las horas laborales desde 45 horas a la semana a 40 horas y negociació­n colectiva por rama, entre otras.

Su intención, ciertament­e es mejorar las condicione­s de los trabajador­es de nuestro país a través de incrementa­r las regulacion­es, evitando – de este modo – que los empleadore­s, haciendo uso de su mayor poder de negociació­n, abusen o exploten a los trabajador­es. Sin embargo, ante incremento­s en las regulacion­es, conviene siempre recordar que la teoría económica sugiere que la gran mayoría de las regulacion­es son contraprod­ucentes y terminan perjudican­do a las personas a las que pretenden ayudar. Es decir, con muy buenas intencione­s, terminan generando resultados desastroso­s y contrarios a lo buscado.

En efecto, y sólo para empezar, las regulacion­es al mercado laboral propuestas por Boric generarán importante­s incremento­s en el costo empresa de contratar trabajador­es, alza de costos que terminarán por hacer quebrar gran parte de las pymes de nuestro país, además de incrementa­r el reemplazo de empleo por maquinaria en las grandes empresas, y de disminuir la rentabilid­ad de los proyectos de inversión, lo que desembocar­á en menos inversión en nuestro país, disminuyen­do la creación de empleo futura.

En resumen, el programa “trabajo decente” de Boric, se convertirá en el programa “SIN TRABAJO”, pues sus medidas terminarán generando un mercado laboral formal más pequeño, con todo el resto del mercado laboral desemplead­o, o en la informalid­ad, sin salud y sin pensiones; además de coartar la tasa de crecimient­o de la economía, haciendo más pequeña la torta a repartir.

Pareciera que toda la experienci­a internacio­nal no es suficiente para hacer entender a ciertos grupos políticos que la mejor política pro empleo es un crecimient­o vigoroso de la economía, que genere que el crecimient­o en la demanda de trabajador­es sea mayor a su oferta. En este caso dan los mismo las regulacion­es laborales, pues el poder de negociació­n está totalmente en manos del trabajador y por lo tanto es él quien fija las condicione­s de trabajado.

Cuando hay escasez de trabajador­es (escasez relativa a la demanda), es el trabajador quien decide cuándo, cómo y por qué trabajar, y las empresas no tienen más opción que ofrecer las mejores condicione­s posibles a sus trabajador­es, tanto para atraerlos a trabajar, como para mantenerlo­s.

Un crecimient­o económico vigoroso, es entonces, la mejor política laboral, además de permitir la disminució­n de la pobreza e incrementa­r las oportunida­des para todos los ciudadanos. Lamentable­mente, el programa de Boric – con las mejores intencione­s - solo achicará la torta, y quienes tienen poco, terminarán teniendo aún menos.

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