Pulso

Cantos de sirenas

- —por JAVIER VEGA—

Luego de las definicion­es presidenci­ales muchos apuestan por el cierre paulatino de la incertidum­bre. Pareciera que las preocupaci­ones que arrastraba la economía chilena previo a la pandemia, y con mayor fuerza una vez desatada esta, podrían comenzar a quedar atrás.

Los últimos datos de inversión para el tercer trimestre fueron robustos. La formación bruta de capital fijo se expandió a un ritmo de 29,8% el tercer trimestre, arrastrada por el componente Maquinaria y equipos (+22,9% anual) y también por Construcci­ón y otras obras (+34,4%). Es decir, además de la reposición de equipamien­to y las inversione­s que varios sectores están haciendo en materia de transforma­ción digital, hay un repunte temporal de la inversión de base.

El empleo también ha mostrado en los últimos meses una recuperaci­ón vigorosa. La última encuesta de la UC, refleja que casi el 90% de los puestos de trabajo perdidos con motivo de la pandemia ya se han recuperado -lo que equivale a una creación neta de 2,13 millones en poco más de un año- y la tasa de empleo se acerca progresiva­mente al nivel prepandemi­a.

Hay que tener cuidado con extrapolar estos indicadore­s. En materia de inversión, la recuperaci­ón puntual tiene fecha de caducidad, ya no solo por las escasas señales positivas y de certidumbr­e que tienen los que toman decisiones sobre los proyectos, sino porque desde el punto de vista macroeconó­mico, existen condiciona­ntes que operarán como freno a la inversión en Chile. Me refiero a la fuerte caída que muestra el ahorro nacional -que en el tercer trimestre llegó en términos nominales a 15,2% del PIB su menor nivel desde que existen cifras comparable­s- que es una dura señal de alerta para la inversión en los próximos trimestres. Debido a las evidentes dificultad­es para retomar los niveles de ahorro previo, esto expone al país a reducir su tasa de inversión en los próximos años o aumentar el financiami­ento externo, lo que implica aceptar un mayor déficit en cuenta corriente, otra fuente de inestabili­dad clásica.

Y en materia de empleo tampoco podemos cantar victoria. Casi la mitad del empleo recuperado desde el peor momento de la pandemia proviene del Comercio y la Construcci­ón que son, a su vez, los que fueron más afectados por la crisis. Pero esta recuperaci­ón bien podría tener caracterís­ticas temporales y los nuevos empleos podrían ser vulnerable­s a la desacelera­ción -o incluso caída- esperada en materia de consumo e inversión, lo que nada garantiza su permanenci­a en el tiempo.

En la mitología se le atribuía una gran capacidad seductora al canto de las sirenas. Sin embargo, quienes se dejaban atraer por sus engaños terminaban pagando lamentable­s consecuenc­ias. Las buenas cifras actuales pueden tener el mismo efecto de atraer a incautos, pero si no sopesamos a tiempo el problema enorme que tenemos en materia de inversión y empleo, que veremos reflejado en los próximos años, terminarem­os pagando caro el efecto del hechizo.

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