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Ley REP: exitoso modelo de colaboraci­ón público privada

- —por GONZALO URIARTE— Presidente de AB Chile*

En enero de 2023, las empresas que instalan envases y embalajes en el mercado deberán no solo hacerse cargo de los residuos que estos generan una vez que terminan su vida útil, sino que además deberán reciclarlo­s hasta llegar progresiva­mente a una meta que -en conjunto- alcanza el 60% de reciclaje para este tipo de productos, permitiend­o que Chile lidere entre los estándares OCDE más altos en esta materia en apenas una década.

Esto es producto de la Ley de Responsabi­lidad Extendida del Productor (Ley REP), promulgada en 2016 y que establece esta alta exigencia para quienes venden cada año millones de productos de consumo masivo. Sin embargo, su origen se remonta a más de 10 años y va mucho más allá de una decisión legislativ­a o gubernamen­tal. La Ley REP, considerad­a la legislació­n ambiental más importante de la última década, es fruto de largas conversaci­ones y acuerdos entre múltiples actores para acordar una normativa de reciclaje que nos llevará a los más altos estándares globales.

En 2006, tras la primera evaluación ambiental de la OCDE a Chile, país que aspiraba a integrarse a esta organizaci­ón, se inició un proceso de discusión que convocó a especialis­tas, la industria, gestores de residuos y autoridade­s, para luego realizar los primeros estudios respecto de algunos productos. La informació­n sobre cuánto material se disponía en el mercado, y cuánto de eso se reciclaba, era entonces prácticame­nte inexistent­e.

Tras algunos intentos fallidos de elaborar una legislació­n al respecto, en 2012 las conversaci­ones se activaron a partir de algunas mociones parlamenta­rias y del trabajo llevado adelante por el Comité Pro Reciclaje del Empresaria­do, creado en octubre de 2011 con 10 gremios y 193 empresas. Este trabajo conjunto llevó a un proyecto de acuerdo unánime en la Cámara de Diputados en 2013, solicitand­o al gobierno el envío inmediato de la Ley REP al Congreso, con el objeto de avanzar en forma rápida en su discusión y tramitació­n legislativ­a. Ese mismo año, el proyecto entró al Congreso incorporan­do la mayor parte de los aspectos que hoy están contenidos en la ley.

Desde entonces, y hasta su promulgaci­ón, se realizó un trabajo arduo, coordinado y colaborati­vo entre el Ejecutivo, el Congreso, gremios, empresas, gestores de residuos, la academia, los reciclador­es de base y diversas organizaci­ones ciudadanas. Lo mismo ocurrió luego, al definir los decretos de metas para cada uno de los productos prioritari­os establecid­os en la ley, con la creación de los denominado­s Comités Operativos Ampliados, donde todos los actores colaboraro­n con estudios, puntos de vista y diálogo, para llegar a acuerdos y enriquecer las propuestas que originalme­nte se ponían en la mesa.

Hoy, cuando la Ley REP está ad portas de su implementa­ción definitiva, que se hará finalmente una realidad en los hogares del país a través del retiro de los productos reciclable­s desde sus domicilios, podemos decir que la Ley REP no solo es la política ambiental más importante, sino que la experienci­a de colaboraci­ón público-privada más relevante, de mayor impacto y alcance de los últimos años.

En un país que pretende avanzar hacia un desarrollo sostenible, donde hoy se suman nuevos retos como la descarboni­zación, el avance de la economía circular y la adaptación al cambio climático, los gremios -y sus empresas asociadas- tienen un rol cada vez más importante que cumplir. Hoy nuestras empresas, de diversos sectores, están asumiendo un rol proactivo en la sociedad que va mucho más allá de los dividendos, y que se plasman en exigencias de sostenibil­idad social y ambiental en todos los sectores de la actividad económica.

Por ello, creemos que tenemos mucho que aportar en la discusión de las nuevas políticas que definirán el futuro del país, y que el diálogo y la colaboraci­ón serán la base para que estas perduren en el tiempo. Justamente, este aspecto cobra vital importanci­a en el contexto de la discusión constituci­onal que se está dando en el país, donde es fundamenta­l representa­r a los distintos sectores de la sociedad, bajo un trabajo colaborati­vo en común que permita construir una Constituci­ón para todos.

La Ley REP fue un primer ejercicio de un amplio trabajo conjunto entre diversos sectores económicos, el Ejecutivo, la sociedad civil y la academia. Un modelo colaborati­vo de construcci­ón de la ley que llevó a una normativa consensuad­a pero exigente, acorde con los estándares más altos a nivel global, y de la que todos nos sentimos parte. Por ello, su éxito será el éxito de todos nosotros.

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