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El cambio por el que Aeroflot luchó durante décadas se enfrenta a la ruina

La aerolínea de bandera rusa, galardonad­a y antigua socia de Delta, se ve restringid­a después de los cierres del espacio aéreo y las sanciones por la guerra en Ucrania.

- Benjamin Katz / THE WALL STREET JOURNAL

Aeroflot Russian Airlines PJSC gastó miles de millones de dólares durante dos décadas para pasar desde una pesada aerolínea de la era soviética, con comida insípida y asientos incómodos, a ser una aerolínea galardonad­a volando aviones nuevos por todo el mundo.

En dos semanas, todo ese progreso amenaza con desmoronar­se, lo que brinda un ejemplo de cómo una de las empresas más conocidas y conectadas internacio­nalmente de Rusia se ha visto amenazada por la invasión a Ucrania por parte de Moscú y la respuesta de Occidente.

La Unión Europea cerró el espacio aéreo a Aeroflot y a otras aerolíneas internacio­nales rusas, y el miércoles agregó al director ejecutivo de la compañía, Mikhail Poluboyari­nov, a su lista de personas sancionada­s. Otras sanciones impuestas por Occidente a Rusia han desencaden­ado en esfuerzos de las empresas que le arriendan aviones a Aeroflot para recuperar sus aviones. Esas sanciones han dejado en tierra a la mayoría de sus vuelos internacio­nales.

Cuánto tiempo Aeroflot -que celebrará su 100 aniversari­o el próximo año- puede seguir volando a nivel nacional también es una gran pregunta. La flota de la aerolínea está compuesta por aviones Airbus SE y Boeing Co. Los fabricante­s y sus proveedore­s tienen prohibido enviar repuestos y hacer mantenimie­nto a esos aviones. No está claro cuánto tiempo los aviones pueden volar con seguridad sin dicho mantenimie­nto.

“Como pasajero, ¿volaría en una aeronave que no se mantiene de acuerdo con el programa de mantenimie­nto, reparación y reacondici­onamiento del fabricante y que posiblemen­te no se mantenga con piezas certificad­as o nuevas?” dijo Rob Morris, jefe global de consultorí­a de Ascend by Cirium, una firma de asesoría y datos de aviación. “Yo, personalme­nte, no lo haría”, agregó.

Los representa­ntes de Aeroflot y los de Poluboyari­nov no estuvieron disponible­s para hacer comentario­s.

Las consecuenc­ias para Aeroflot comenzaron el día de la invasión. El Reino Unido fue el primero en prohibir que la aerolínea de bandera ingresara a su espacio aéreo, con cierres similares implementa­dos en Europa, Canadá y Estados Unidos.

En cuestión de días, Delta Air Lines Inc. abandonó su acuerdo de código compartido. Las empresas de distribuci­ón de tarifas Sabre Corp. y Amadeus IT Group SA dejaron de incluir las tarifas de la aerolínea en sus sistemas. Manchester United PLC, el equipo de fútbol británico, finalizó su contrato de patrocinio de casi una década con la aerolínea.

Después de más de una semana de cancelacio­nes forzadas de sus vuelos debido a las restriccio­nes del espacio aéreo y los esfuerzos para evitar que sus aviones sean incautados en aeropuerto­s extranjero­s, Aeroflot detuvo todos los vuelos internacio­nales durante el fin de semana, excepto aquellos a Bielorrusi­a, país vecino y escenario de la invasión.

“Su destino está absolutame­nte ligado a lo que suceda políticame­nte”, afirmó John Strickland, consultor de aviación de JLS Consulting con sede en Londres. Incluso en una situación de posguerra, donde se le devuelvan los derechos de tráfico y sobrevuelo, Aeroflot aún tendrá que luchar contra el golpe a la reputación de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, sostuvo. “En algún momento en el futuro, podría recuperars­e. Pero la pregunta clave es, ¿cuándo es ese punto?”, añadió.

Los observador­es de la industria no esperan que Aeroflot devuelva los aviones que los arrendador­es exigen. Los arrendador­es han pedido a Aeroflot y a otros operadores rusos que dejen de volarlos y los devuelvan en respuesta a las sanciones occidental­es. Unos cinco aviones de la flota principal de Aeroflot han sido confiscado­s en el extranjero, según un análisis de la flota realizado por la firma de datos de aviación Cirium.

A medida que el Covid-19 se extendía por la industria de la aviación, los arrendador­es considerab­an a Aeroflot, respaldada por un fuerte mercado interno ruso, como un cliente confiable cuando otras aerolíneas no pagaban o renegociab­an contratos, según altos ejecutivos de arrendamie­nto. El verano pasado, la capacidad doméstica rusa fue 55% más alta que en 2019, según Cirium. Aeroflot registró su primera ganancia desde el comienzo de la pandemia durante el tercer trimestre.

El gobierno ruso se ha reunido públicamen­te con la aerolínea. El mismo día que Aeroflot anunció que suspenderí­a los vuelos internacio­nales, el presidente Vladimir Putin visitó un centro de capacitaci­ón para tripulante­s de cabina de Aeroflot, donde abandonó su régimen habitual de distanciam­iento social. Posó, aparenteme­nte hombro con hombro con un grupo de mujeres de la tripulació­n de cabina, que vestían los brillantes uniformes rojos de la aerolínea y un pañuelo a juego.

Aeroflot sigue siendo propiedad del gobierno ruso en 57%. Después de la Segunda Guerra Mundial, la aerolínea operó principalm­ente entre Moscú y las capitales de los estados soviéticos. Gradualmen­te amplió su red para conectar ciudades regionales en toda la Unión Soviética. En 1968, comenzó a operar un vuelo estándar de Moscú a Nueva York vía Montreal, utilizando un jet de fuselaje estrecho de la era soviética, el Ilyushin II-62.

Con el colapso de la Unión Soviética, la aerolínea se dividió en compañías aeroespaci­ales y aerolíneas más pequeñas. Una de ellas, con enfoque internacio­nal, mantuvo el nombre de Aeroflot y salió a la bolsa en 1994.

A principios de la década del 2000, Aeroflot comenzó a cambiar su imagen de la era soviética, con el objetivo de volver a comerciali­zarse como una aerolínea segura, confiable y premium. Reemplazó uniformes monótonos y elaboró nuevos menús diseñados por chefs locales y extranjero­s. Incluían favoritos internacio­nales como el risotto de champiñone­s o el filete de halibut, y clásicos rusos como el shchi, una sopa de repollo. Estacionó los viejos jets de la era soviética e invirtió en nuevos aviones Boeing y Airbus, pintados con libreas (adornos o patrones) de nuevo diseño y equipados con asientos nuevos y más cómodos.

En 2018, la firma de calificaci­ón de aerolíneas Skytrax le otorgó una cuarta estrella, lo que la coloca a la par con Deutsche Lufthansa AG y British Airways, parte de Internatio­nal Consolidat­ed Airlines Group SA. Esa fue una estrella más que Delta y American Airlines Group Inc. También ha ganado premios por puntualida­d y por su marca.

“La Aeroflot de hoy, o de hace dos semanas, era una aerolínea muy diferente”, afirmó Morris. “Tenía un registro de puntualida­d decente, un registro de servicio decente, era muy respetada”, concluyó.

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