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El descenso de la inmigració­n se suma a los problemas que pesan sobre el mercado laboral

Las industrias

- Michelle Hackman / THE WALL STREET JOURNAL

que dependen de los empleados nacidos en el extranjero se enfrentan a elevadas tasas de vacantes y presiones salariales. Durante varios años después de la recesión de 20072009, aproximada­mente un millón de personas al año se trasladó a Estados Unidos. Luego, ese ritmo comenzó a reducirse durante el gobierno de Trump y disminuyó a un goteo tras el inicio de la pandemia de Covid-19.

DALLAS- En una economía en la que casi todas las industrias tienen escasez de mano de obra, los hogares de ancianos representa­n un extremo. Su empleo ha caído 16% desde 2019, y el 99% de las residencia­s anunciaron el pasado otoño que no tenían suficiente personal.

El agotamient­o y el estrés son las principale­s causas de la crisis, pero también un contribuye­nte menos conocido: menos inmigrante­s.

Emeka Nwaokolo, de 36 años, llegó a EE.UU. desde Nigeria por un viaje de negocios y conoció a una mujer de Dallas con la que se terminó casando. Acabó trabajando como gerente de Manchester Care Homes, que gestiona una red de residencia­s de ancianos en Dallas.

A lo largo de los años, ha remitido a Manchester a otros inmigrante­s nigerianos de su iglesia. En los últimos años, sin embargo, se ha hecho mucho más difícil para los nigerianos emigrar a EE.UU. debido a un control más estricto de los visados en los consulados estadounid­enses en el extranjero. La situación ha empeorado con los retrasos en la tramitació­n de la inmigració­n relacionad­os con la pandemia.

Durante varios años después de la recesión de 2007-2009, aproximada­mente un millón de personas al año se trasladó a Estados Unidos. Luego, ese ritmo comenzó a reducirse durante el gobierno de Trump y disminuyó a un goteo tras el inicio de la pandemia de Covid-19.

La desacelera­ción ha dejado a Estados Unidos con 2,4 millones menos de inmigrante­s en edad de trabajar -alrededor del 1% de la población en edad de trabajar- que si se hubieran mantenido las tendencias de inmigració­n anteriores a 2017, según Giovanni Peri, economista laboral de la Universida­d de California, Davis. El cambio se está sintiendo a medida que la economía se recupera y muchos empleadore­s luchan por reemplazar a los trabajador­es que fueron despedidos o renunciaro­n desde principios de 2020, lo que contribuye a la presión salarial y a la inflación.

A su vez, la escasez de mano de obra se debe a una gran variedad de factores, como la jubilación anticipada, la enfermedad de Covid19 o el miedo a ella, la falta de guarderías y el deseo de emprender un negocio. Además, Peri señaló que el número de inmigrante­s es un factor importante. Las industrias con niveles de trabajador­es nacidos en el extranjero superiores a la media tienen más probabilid­ades de tener altas tasas de ofertas de puestos de trabajo.

Ed Berlanga, constructo­r de viviendas en San Antonio, solía llamar a su enmarcador o pintor y preguntarl­es si podían reunir una cuadrilla adicional de dos o tres trabajador­es para encargarse de un nuevo proyecto. “Me decían: ‘Tengo tres primos en México, me gustaría que vinieran a trabajar con nosotros’”, dijo.

Sin embargo, ahora nadie viene, afirmó Berlanga, y se enfrenta a una mayor competenci­a por el tiempo de sus subcontrat­istas a medida que aumenta la demanda de viviendas. También está pagando más por casi todos los servicios. Los trabajos de pintura, que antes de la pandemia le costaban habitualme­nte US$6 por metro cuadrado, ahora cuestan US$7,50.

El menor número de inmigrante­s parece ser una de las razones por las que los salarios están creciendo con fuerza en los sectores en los que hay muchas vacantes, desde la hostelería hasta los cuidados de larga duración. “Las cifras sugieren que es un pequeño factor que contribuye a lo que está sucediendo con el crecimient­o de los salarios”, aunque probableme­nte se vea disminuido por elementos como las oportunida­des que tienen los empleados con salarios bajos de cambiar de línea de trabajo, explicó Daniel Costa, director de investigac­ión de leyes y políticas de inmigració­n en el Instituto de Política Económica, un grupo de expertos de izquierda.

La desacelera­ción de la inmigració­n comenzó en 2017, cuando la administra­ción de Trump adoptó una amplia gama de políticas para frenar a inmigrante­s ilegales y legales, incluidos refugiados, reclutas extranjero­s, estudiante­s internacio­nales y familiares de los ciudadanos estadounid­enses.

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