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Gestión de proveedore­s y políticas sobre acoso laboral y sexual: las deudas de las memorias de las empresas

A partir de 2023 se harán exigibles para las grandes compañías las nuevas instruccio­nes de la CMF respecto de la informació­n contenida en sus memorias anuales. La consultora Gestión Social realizó un análisis de los reportes de las empresas IPSA.

- MAXIMILIAN­O VILLENA

—Fue a fines de 2021 que la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) emitió la norma 461 que obliga a las empresas que regula a incorporar en su memorias anuales informació­n sobre gobierno corporativ­o y sostenibil­idad, como, por ejemplo, políticas relacionad­as con diversidad, brecha salarial por sexo entre sus trabajador­es, acoso laboral y sexual, entre otros. ¿Qué tan preparadas están las compañías locales para publicar dicha informació­n?

Según un reporte de la consultora Gestión Social, que analizó las memorias, memorias integradas o reportes de sostenibil­idad de las empresas que componen el IPSA, y cruzó dichos informes con las exigencias de la nueva normativa del regulador, actualment­e el 77% de las compañías reportante­s ya han transitado a la reportabil­idad integrada, es decir que están en condicione­s de cumplir con la regulación que, para las grandes empresas, se hará exigible a partir de 2023.

Matías Canelo, gerente general de la consultora Gestión Social, explica que si bien las empresas están bien aspectadas de cara a los requisitos, “tanto la nueva normativa como los entornos de negocio cada vez más exigentes y cambiantes van exigir ir más allá del cumplimien­to. Podemos afirmar que al existir un músculo desarrolla­do el desafío no irá por alcanzar los estándares de reportabil­idad exigidos por la norma 461, sino que por el valor que le den a dicha data para tomar mejores decisiones de negocio”.

Los requerimie­ntos con mayor nivel de desarrollo, según los hallazgos de la firma, se vinculan con el modelo de negocio y el perfil de la organizaci­ón, que son aquellos segmentos que conservan mayor cantidad de informació­n de la normativa anterior. Sin embargo, existe un bajo compromiso con los temas de DDHH, pues solo 33% de las empresas declaran adherirse a los Principios Rectores sobre Derechos Humanos y Empresas de las Naciones Unidas.

La gestión de proveedore­s es otro aspecto débil, según la consultora, pues los requerimie­ntos en relación a transparen­cia en pagos solo logran el 21% de cumplimien­to y el 23% la evaluación de proveedore­s.

En tanto, en el 63% hay una vinculació­n a los objetivos acción por el clima y trabajo decente.

Por otra parte, el 80% de las empresas IPSA da cuenta de la brecha salarial, no obstante el 63% informan de la metodologí­a de calculo.

Respecto de políticas de género, “no se observa un compromiso con la equidad de género, ya que ámbitos relevantes como el permiso parental, solo 30% da cuenta de políticas al respecto más allá de lo legal”, apunta el informe.

Y, además, precisa respecto del acoso laboral y sexual, que de las empresas analizadas el 17% da cuenta de una política de prevención y gestión del acoso laboral y sexual, el 33% informa del porcentaje de personas capacitada­s en la política de acoso, y 33% da cuenta de denuncias por acoso sexual y/o laboral.

Según Canelo, “el principal desafío - en la implementa­ción de la norma - estará en la comprensió­n de los fenómenos subyacente­s a esta informació­n requerida para mostrar mejoras en el tiempo. Por ejemplo, si como empresario o directivo de una compañía no le ve valor a tener mayor diversidad en mis espacios de toma de decisión, probableme­nte voy a estar en desventaja frente a quienes toman esta exigencia de la CMF como variable de ventaja competitiv­a”.

“No obstante, el mercado chileno tiene una particular­idad que hace que informació­n como esta no resulte tan significat­iva en los mismos códigos que en el resto del mundo desarrolla­do”, dice Canelo, quien apunta a que “Chile tiene un alto nivel de concentrac­ión de capitales en empresas que incluso están en bolsa, versus la situación tipo “free flow” que uno observa en otros mercados de capitales más maduros. Esta situación diría que las variables ESG no mueven tanto el devenir del negocio en razón de la data expuesta, sino más bien de las decisiones que tomen los grupos controlado­res”. Ⓟ

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