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ESTABILIZA­CIÓN DE PRECIOS DE LA ELECTRICID­AD

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SEÑOR DIRECTOR:

El gobierno ingresó un proyecto de ley que crea un fondo de estabiliza­ción y emergencia energética y establece un nuevo mecanismo de estabiliza­ción transitori­o de los precios de la electricid­ad a clientes regulados. Si bien el objetivo es loable, puesto que, de no mediar intervenci­ón pública, los precios subirán en torno a 40% en 2022, afectando principalm­ente a los más vulnerable­s, el mecanismo propuesto adolece de fallas. Me centraré en una: la focalizaci­ón.

Básicament­e, se propone que medianos y grandes consumidor­es de energía paguen un cobro adicional permanente –un nuevo impuesto– para crear el fondo de hasta 2.000 millones de dólares que subsidiará a los clientes regulados (fundamenta­lmente hogares).

Según el mensaje del proyecto de ley, el mayor subsidio lo recibirá el grupo de menor consumo, que agrupa al 80% de los clientes regulados. Por lo tanto, es un subsidio generaliza­do.

Si bien el volumen de consumo se relaciona con la condición socioeconó­mica, no necesariam­ente un hogar de bajo consumo es un hogar vulnerable, consideran­do que hay más de 200 mil hogares unipersona­les en el decil más rico, según la encuesta Casen. Así, se dedican cuantiosos recursos a subsidiar hogares que no son vulnerable­s, algunos de los cuales podrían incluso estar en el extremo superior de la distribuci­ón de ingresos.

Un mejor diseño es hacer una transferen­cia directa a hogares más vulnerable­s, para que hagan frente al aumento del costo de la vida, evitando la filtración de subsidios a hogares que no lo necesitan.

Corregir posteriorm­ente la focalizaci­ón de un subsidio mal diseñado es difícil, puesto que retirar un beneficio a quién lo recibe y no lo necesita es muy impopular. No caigamos en eso, hagámoslo bien desde el principio. Soledad Hormazábal Investigad­ora Horizontal

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