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Cuestionam­ientos a condonació­n del CAE

Pese a que el Mandatario ha reiterado su compromiso para saldar la deuda estudianti­l, su enorme costo fiscal y las urgencias derivadas de la pandemia en el propio sector educaciona­l hacen muy dudoso que sea una prioridad para el país.

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En su reciente cuenta pública, el Presidente de la República anunció la condonació­n de la deuda educativa, que incluye la más común de los estudiante­s: el Crédito con Aval del Estado (CAE). En su anuncio, el Mandatario estableció que la condonació­n se implementa­rá a partir del 2023 de manera “gradual y justa”. Esta medida correspond­e a una de las principale­s promesas de campaña que formuló el Jefe de Estado, la que sigue despertand­o un sinnúmero de interrogan­tes tanto en la forma de implementa­ción, como por su pertinenci­a, consideran­do su elevado costo fiscal.

La gradualida­d es relevante, puesto que las estimacion­es sugieren que la condonació­n implicaría una alta carga fiscal. Según cálculos de Acción Educar (2022), condonar el CAE tendría un costo de US$ 10.200 millones, equivalent­e al 13% del presupuest­o total del país. Cabe destacar que esta cifra es cercana al doble de las estimacion­es realizadas durante la campaña presidenci­al. Del anuncio quedó pendiente establecer cuál es el universo de beneficiar­ios de esta medida. Por ejemplo, eventualme­nte podría estar incluida la condonació­n de otras deudas, como los créditos otorgados por los bancos a aquellos estudiante­s que no pueden acceder al CAE debido a la buena situación económica de su hogar. También deja como interrogan­te el significad­o de la gradualida­d y el por qué no focalizar, consideran­do que con la informació­n disponible es posible identifica­r a aquellas personas que realmente necesitan apoyo en el pago de la deuda.

Asimismo, surge la interrogan­te respecto de qué se entiende por justicia en el anuncio. ¿Es justo para aquellos beneficiar­ios del CAE que ya lo pagaron en su totalidad? ¿O para aquellos que se encuentran al día con el pago de la deuda en relación con las personas en estado de morosidad?

Por otra parte, es necesario abordar si el plan es justo socialment­e. Según un informe del Ministerio de Educación realizado en la administra­ción anterior -bajo un convenio con la Administra­dora de Fondos de Cesantía (AFC)-, único estudio que analiza el ingreso de los beneficiar­ios del CAE, más de la mitad de los deudores con registro en la AFC y con ingresos formales recibe un sueldo mayor a $900 mil. Si estos datos son correctos, la política de condonació­n del CAE sería regresiva, es decir, estaríamos destinando recursos públicos a personas que hoy tienen altos ingresos.

En el marco de los recursos destinados a la educación, también surge la interrogan­te de si esta política pública es adecuada en el actual contexto. Las consecuenc­ias educaciona­les de la pandemia y el encierro son evidentes entre los estudiante­s de educación parvularia, primaria y secundaria, sobre todo entre los más vulnerable­s. Según la última encuesta CEP, el 83% de los chilenos cree que la suspensión de clases tuvo impactos negativos o muy negativos en el aprendizaj­e de los estudiante­s. De allí que cabe preguntars­e si es socialment­e justo destinar esa enorme cantidad de recursos en las personas que ya accedieron a la educación superior. Sin perjuicio de que aún falta informació­n para responder a esta interrogan­te, pues el anuncio solo entregó lineamient­os muy generales, todo parece indicar que no es la política más urgente de implementa­r en materia educaciona­l.

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