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Estados Unidos se arriesga a una recesión más profunda en el caso de que la Fed tenga que luchar sola contra la inflación

- Nick Timiraos / THE WALL STREET JOURNAL

Después de la crisis financiera de 2008, EE.UU. se apoyó en gran medida en la Reserva Federal (Fed) para estimular el crecimient­o, lo que llevó a una frecuente ocurrencia de que la política monetaria se había convertido en lo único disponible.

Ahora, la elevada inflación está avivando los temores de que esto vuelva a ser cierto, pero en sentido contrario: Washington corre el riesgo de depender excesivame­nte de la Fed para bajar la inflación reduciendo la demanda, en lugar de que otros responsabl­es políticos trabajen para aumentar la capacidad de la economía de suministra­r más bienes y servicios, o trabajador­es.

El peligro es que la Reserva Federal suba los tipos de interés durante más tiempo que de otro modo, creando una recesión más profunda.

La inflación se ha disparado porque la oferta y la demanda están desajustad­as. La demanda surgió tras la reapertura de la economía y los agresivos estímulos del gobierno. Más tarde, la invasión rusa a Ucrania agravó las interrupci­ones de la cadena de suministro y elevó los precios de la energía y las materias primas.

La Casa Blanca advierte que la lucha contra la inflación es principalm­ente responsabi­lidad de la Fed, pero que actuará para reducir los precios cuando sea posible. Por ejemplo, ha pedido que se permita a Medicare negociar los precios de los medicament­os con receta. Otro proyecto de ley presentado en el Congreso impulsaría la producción nacional de microproce­sadores.

Los funcionari­os de la Fed, por su parte, han indicado que si se vieran obligados a elegir entre reducir la inflación o evitar una recesión, elegirían lo primero. “Nuestro mandato dice ‘estabilida­d de precios’. No dice ‘estabilida­d de precios a menos que Putin invada Ucrania’”, dijo recienteme­nte el gobernador de la Fed, Christophe­r Waller.

Se espera para el miércoles que los funcionari­os de la Reserva Federal suban las tasas de interés en 0,75 puntos porcentual­es, lo que llevaría su tipo de referencia a un rango de entre 2,25% y 2,5%.

Los aumentos de tasas desacelera­n la economía y enfrían la inflación al reducir los precios de los activos y aumentar los costos de endeudamie­nto, lo que amortigua la inversión, la contrataci­ón y el gasto. Los tipos más altos no pueden solucionar los estancamie­ntos de la cadena de suministro ni aumentar la producción de petróleo o la capacidad de refinado, y un endeudamie­nto más caro amenaza con empeorar algunas de esas limitacion­es al disuadir de nuevas inversione­s.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, comentó el mes pasado que le preocupaba que los gobiernos estuvieran confiando demasiado en la política monetaria. “Hay mucho enfoque en la gestión de la demanda y no lo suficiente en las cosas que nos harán crecer al máximo nivel sostenible”, explicó.

Es poco probable que las medidas para mejorar el lado de la oferta de la economía reduzcan la inflación a corto plazo, pero podrían ayudar a la Reserva Federal en los próximos años si la economía ha cambiado de forma que genere más presiones inflaciona­rias. Un ejemplo es si la escasez de mano de obra persiste a medida que la fuerza de trabajo envejece y la inmigració­n disminuye.

“Todos nos hemos dado cuenta de que existe un lado de la oferta y que hay que prestarle atención, pero de forma tardía y sin la real importanci­a que va a necesitar”, dijo John Cochrane, economista de la Hoover Institutio­n.

Funcionari­os de la Reserva Federal, analistas y defensores de la política han sugerido propuestas para abordar los problemas, y cada una de ellas conlleva contrapart­idas.

Las políticas para impulsar la inmigració­n legal o la participac­ión de la mano de obra y hacer que Estados Unidos dependa menos de la energía extranjera son “todas palancas que serían útiles en este mismo momento”, aseguró el presidente de la Fed de Richmond, Tom Barkin, en una entrevista reciente.

Un gran riesgo para la inflación es un posible aumento de los precios de los productos petrolífer­os. Aunque los precios de las materias primas han retrocedid­o en el último mes ante el temor de los inversores a una recesión mundial, los analistas de Goldman Sachs esperan que suban a finales de este año porque el stock está en mínimos históricos y los productore­s tienen poca capacidad disponible.

Esto podría llevar a un ciclo en el que los precios aumenten, lo que provocaría que la Reserva Federal deba subir más los tipos para frenar la demanda, creando una recesión con menos inversión de capital por parte de los productore­s de materias primas. “Las recesio

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