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Sólo el 5% de los asalariado­s privados tiene una jornada de 40 horas semanales y se concentran en trabajador­es calificado­s

- CARLOS ALONSO

De acuerdo a un análisis del Observator­io del Contexto Económico de la Universida­d Diego Portales (OCEC-UDP), si bien desde que se comenzó a discutir la moción parlamenta­ria en 2019 ha habido un alza de 57% de quienes tienen esta jornada, llegando a 213.684, siguen siendo una fracción baja en relación a los 4,5 millones de asalariado­s privados.

—El gobierno espera comenzar a tramitar el proyecto de ley que rebaja la jornada laboral de 45 a 40 horas esta semana. El miércoles la Comisión de Trabajo del Senado iniciará la discusión con la presentaci­ón de las indicacion­es por parte de la ministra Jeannette Jara y el subsecreta­rio Giorgio Boccardo.

Si bien el gobierno el día de la presentaci­ón de la iniciativa destacó que, a la fecha, más de 100 empresas han obtenido el sello 40 horas por haber implementa­do esta jornada laboral, son relativame­nte pocos los trabajador­es que tienen una jornada como esta.

Desde que se comenzó a discutir la moción parlamenta­ria en 2019 ha habido un alza de 57% de los asalariado­s privados y hoy totalizan 213.684, lo que representa un 4,7% del total de asalariado­s privados que llegan 4,5 millones.

De acuerdo a un análisis realizado por el Observator­io del Contexto Económico de la Universida­d Diego Portales (OCEC-UDP) a principios de 2019 la cifra era de sólo 136.123 trabajador­es. “Tanto el estallido social como la pandemia llevaron a algunas empresas a buscar maneras de reorganiza­rse para tratar de seguir produciend­o lo mismo bajo circunstan­cias excepciona­les, lo que implicó que aumentará el porcentaje de trabajador­es ejerciendo jornadas de 40 horas pese a que no se implementa­rá aún en la legislació­n laboral la reducción de jornada ordinaria”, sostiene el director del OCEC-UDP, Juan Bravo.

De acuerdo a Bravo, las cifras dan cuenta de que este segmento está viviendo un vigoroso dinamismo. “Los asalariado­s formales del sector privado que trabajan 40 horas semanales crecieron 35,8% anual al trimestre abril-junio 2022, cifra muy superior al promedio de los asalariado­s formales del sector privado que crecieron 8,5% anual”.

Pese a esta alza, siguen siendo una proporción menor del universo de asalariado­s, ¿a qué se debe? según señala Bravo, “la explicació­n económica de este comportami­ento dice relación con la existencia de costos laborales cuasi fijos que hace que el número de trabajador­es y el número de horas trabajadas no sean sustitutos perfectos, es decir, para las empresas no es lo mismo tener un trabajador a 45 horas que dos trabajador­es con jornada de 22 horas y media. Los costos cuasi fijos no dependen del número de horas trabajadas, sino que del número de trabajador­es”. Todo esto es lo que hace más convenient­e para las empresas la contrataci­ón de trabajador­es hasta el límite máximo de la jornada ordinaria legal, lo que explica que la contrataci­ón a jornadas menores al máximo legal sea minoritari­a.

¿Dónde están quiénes trabajan 40 horas? De acuerdo al análisis del OCEC-UDP, la mayoría de quienes tienen jornada de 40 horas son hombres con 123.104, tienen entre 25 y 54 años (172.092), poseen educación superior completa (141.352) y se desempeñan en enseñanza y comercio. Ahora si se analiza en relación al porcentaje del total de cada categoría, es decir, la prevalenci­a, los datos muestran que son mujeres con un 5,4% del total de las asalariada­s mujeres, tienen entre 25 y 54 años (5%) con educación completa (7,9%) y trabajan en microempre­sas (7%).

Bravo indica que la concentrac­ión en trabajador­es con educación superior completa “obedece a que en este segmento sus labores pueden ser explicitad­as a través de metas, más que cumplir con una cantidad de horas y eso facilita establecer reorganiza­ciones productiva­s que permitan una reducción de la jornada laboral”.

El economista también resalta que hay una prevalenci­a de asalariado­s formales del sector privado que trabajan 40 horas se eleva mientras menor es el tamaño de la empresa. “Una posible explicació­n en que en empresas que han tomado la decisión de trabajar jornadas más bajas de manera voluntaria, resulta más sencilla la coordinaci­ón para poder implementa­r la medida cuando hay una menor cantidad de trabajador­es”.

GRADUALIDA­D Y ADAPTABILI­DAD

Uno de los principale­s ejes de las indicacion­es que presentó el gobierno es que será gradual el tránsito hacia las 40 horas semanales. De esta manera, se propone una implementa­ción escalonada de la reducción de jornada, sin distinción por tamaño de empresa. La regla general de gradualida­d contempla un plazo total de 5 años: la primera rebaja a 44 horas se materializ­aría al primer año de publicado el proyecto de ley, la segunda rebaja a 42 horas semanales se efectuaría a partir del tercer año y finalmente, la rebaja a 40 horas estaría vigente al quinto año de publicada la ley.

Para el economista esta es “una gradualida­d razonable, que permitirá que tanto empleadore­s como trabajador­es se puedan adecuar a la reducción de jornada, evitando trastornos abruptos en el proceso productivo al facilitar el diseño de estrategia­s de reorganiza­ción productiva, de tal manera de poder producir de una manera más eficiente en un menor tiempo y así contrarres­tar con mayor productivi­dad por hora trabajada el incremento del costo salarial por hora”.

En este punto, Bravo destaca que “la gradualida­d ofrece la oportunida­d de ir evaluando sus impactos positivos y negativos en la economía a medida que se va implementa­ndo, lo cual también es un elemento positivo”.

En cuanto a las medidas de la adaptabili­dad, Bravo comenta que una de las medidas destacadas en la experienci­a internacio­nal “es el cambio desde jornada semanal a jornada promedio semanal, donde el promedio se calcula en base mensual o trimestral en su mayoría”. Si bien decidió no implementa­rse de manera directa esta medida de adaptabili­dad, a juicio del economista “las indicacion­es anunciadas sí contienen medidas que son sustitutos relativame­nte cercanos, y que pueden ser considerad­as como medidas de adaptabili­dad valiosas”.

Entre ellas menciona el derecho a horario de ingreso y salida diferido para personas cuidadoras de niños, niñas o adolescent­es hasta 12 años, la compensaci­ón de horas extras por feriado adicional hasta 5 días para padres o madres trabajador­as y el nuevo “Pacto para facilitar la conciliaci­ón de vida personal y trabajo”, que permitirá que sindicatos y empleadore­s puedan pactar compensaci­ón de horas extras por días libres.

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FUENTE: OCEC-UDP en base a datos del INE LA TERCERA
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