Pulso

Las perspectiv­as económicas post Rechazo

- —por

ELUIS EDUARDO ESCOBAR

l plebiscito de este 4 de septiembre era casi tan importante como el plebiscito de 1988. Ambos bandos lo entendían así. Se trataba de establecer nuevas bases de convivenci­a del país o de hacer reformas menores que mejoraran algunos de los problemas que nos aquejan. La respuesta fue contundent­e. A esta hora el Rechazo ha ganado con más de 60% de los votos emitidos y el Presidente Boric ha reconocido los resultados.

En los próximos días los analistas políticos se encargarán de explicar el resultado y su contundenc­ia. Por ahora, lo que cabe es tratar de dilucidar como el resultado afecta el futuro económico inmediato de nuestro país.

En primer lugar, hay que dejar establecid­as las cosas que no cambiarán con el resultado de la consulta ciudadana. Entre estas destacan la situación económica mundial que, como bien sabemos, condiciona­n la evolución de la economía chilena. Como han señalado los organismos económicos internacio­nales y múltiples analistas internacio­nales, la economía mundial está entrando en un período recesivo. Eso tiende a deprimir las tasas de crecimient­o de la economía chilena y el precio del cobre. Además, si bien los precios de la energía y los alimentos han bajado en los últimos dos meses, estos continúan estando comparativ­amente altos, lo que añade a las presiones recesivas en Chile.

En segundo lugar, estas presiones recesivas internacio­nales se dan en un contexto de más de una década de bajo crecimient­o en Chile, acompañada de desequilib­rios fiscales que al corregirlo­s como correctame­nte lo ha estado haciendo este gobierno , aseguran que Chile entrará en recesión si ya no lo está. A este efecto contractiv­o hay que agregar una probable nueva alza de la tasa de política monetaria del Banco Central que acelera y profundiza las presiones recesivas con el consiguien­te efecto sobre los niveles de actividad y el empleo. Además, el alto precio del dólar también deprime el consumo doméstico.

Sobre este escenario se desarrolla­rán los cambios de expectativ­as de corto plazo que generará el triunfo del Rechazo en los grupos empresaria­les y los inversioni­stas de los mercados financiero­s. En las próximas semanas, segurament­e veremos que las presiones sobre el tipo de cambio disminuyen y que el precio de las acciones repunta, sobre todo porque la salida de capitales disminuirá y los inversioni­stas financiero­s aprovechar­án los bajos precios de los activos financiero­s chilenos que, dicho sea de paso, ellos mismos provocaron.

Si bien estos efectos en el corto plazo pueden generar un sentido de satisfacci­ón en ciertos sectores, la tarea fundamenta­l de retomar una senda de crecimient­o más robusta y sostenida seguirá pendiente. En la última década Chile no ha podido reemplazar los dos motores de su crecimient­o de la década de los 90: el enorme aumento de las exportacio­nes acompañado de un alto nivel de la tasa de inversión como porcentaje del PIB.

Relanzar estos dos motores requiere un acuerdo público-privado que no ha quedado resuelto por los resultados del plebiscito. Como bien sabemos por la experienci­a de nuestro propio país, el crecimient­o económico y el avance hacia mayores niveles de protección social requieren de un acuerdo de largo plazo sobre qué tipo de país queremos construir. Esa es la tarea de hoy y la que el sistema político debe resolver con urgencia.

Economista

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