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Pablo García, el “activista monetario” que quiso llevar la tasa a 11% en la última reunión del BC, y las otras cinco veces que votó en minoría

- CARLOS ALONSO

—En más de una ocasión, el consejero del Banco Central Pablo García se ha definido como un “activista monetario”, en cuanto a la intensidad del uso de la tasa de interés para incidir en el escenario económico. Este planteamie­nto ha quedado, en parte de manifiesto, en las seis oportunida­des en que desde que integra el consejo del ente rector, a partir de febrero de 2014, se ha desmarcado del voto de mayoría del resto de sus pares.

Y el último episodio en esa lista tuvo lugar en la reunión de este martes, donde García quiso subir la tasa de interés hasta 11%, desde el nivel previo de 9,75%. Además, la oportunida­d marcó una inédita decisión a tres bandas al interior del consejo de la entidad. Si bien la posición mayoritari­a fue la de elevar la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 100 puntos base, hasta 10,75%, esta solo contó con los votos de la presidenta Rosanna Costa y los consejeros Alberto Naudon y Luis Felipe Céspedes. Pablo García votó por aumentarla en 125 puntos base, mientras que la consejera Stephany GriffithJo­nes votó por aumentarla en 75 puntos base.

En una entrevista de diciembre de 2016, García marcó un punto de inflexión en la forma en que tradiciona­lmente los consejeros no solo transmitía­n su mensaje complement­ario al texto oficial de los comunicado­s o informes, sino también en cómo públicamen­te asumían su rol. Se definió como un “activista monetario” y añadió que “no es verdad que la tasa no se tiene que mover, porque el efecto es pequeño. Si es así, tienes que moverla más”, dijo a La Tercera en esa ocasión.

Dos tercios de su vida laboral han estado en el Banco Central (BC). Su camino en la institució­n fue ascendente: entró en 1999, al año siguiente fue nombrado gerente de Análisis Macroeconó­mico (2000-2006) y luego de Estabilida­d Financiera (abril-julio 2006). Incluso, ha sido el único economista que ha liderado las dos divisiones más importante­s del organigram­a, la de Política Financiera (agosto 2006-diciembre 2007) y luego, la de Estudios (2007-2010). De ahí partió por tres años al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), en Washington, y en enero de 2014 regresó ya no al staff técnico, sino al consejo, donde fue nombrado bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera. Su período de 10 años como consejero termina en enero de 2024.

LAS REUNIONES EN LAS QUE SE DESMARCÓ

La primera reunión en que Pablo García se desmarcó fue en junio de 2014, cuatro meses después de haber asumido el cargo de consejero. En esa oportunida­d el consejo acordó, con los votos del presidente Rodrigo Vergara, del vicepresid­ente Enrique Marshall y de los consejeros Sebastián Claro y Joaquín Vial, mantener la TPM en 4% anual. Sin embargo, el consejero García manifestó su decisión de reducirla en 25 puntos base, hasta 3,75%.

El siguiente episodio se produjo en el debut de Mario Marcel como presidente del ente rector. Así, en diciembre de 2016 la decisión mayoritari­a fue mantener la tasa de interés en 3,5%, con los votos de Marcel, Claro y Vial, pero García votó por reducirla en 25 puntos base, a 3,25%.

La próxima vez que votó en minoría fue en julio de 2017. Mientras la decisión unánime del resto del consejo -ahora ya sumada Rosanna Costa a él- apuntó a mantener la tasa de interés en 2,5%, el economista del MIT planteó reducirla a 2,25%. Esto, ya que considerab­a que la suma de noticias justificab­a un incremento moderado del estímulo monetario.

Un mes después mantuvo su posición, puesto que nuevamente votó en solitario, mientras los otros cuatro consejeros acordaron mantener la TPM en 2,5%. García de nuevo se mostró partidario de reducir la tasa a 2,25%. En ese momento indicó que el análisis de la informació­n coyuntural y las proyeccion­es daban argumentos para pensar que detrás de la evolución reciente de la actividad y la inflación había factores puntuales que no indicaban un debilitami­ento cíclico adicional, o que incluso podían anticipar una recuperaci­ón más rápida, por ejemplo si la apreciació­n del peso anticipaba un escenario un poco mejor. Sin embargo, si esto no ocurría, los costos serían significat­ivos.

En julio 2019 tuvo lugar el quinto movimiento distinto al de sus pares: la decisión del consejo -ya sin Sebastián Claro, quien fue sucedido por Alberto Naudon- fue mantener la tasa de interés en 2,5%. No obstante, para García el escenario macroeconó­mico ameritaba bajar la TPM en 25 puntos base, hasta 2,25%. En su opinión, dijo en esa oportunida­d, lo que debía primar en las decisiones de política monetaria en general eran los fundamento­s macroeconó­micos, los que, a su juicio, apuntaban a que la rebaja anterior había sido insuficien­te, porque los datos de actividad y demanda mostraban menos crecimient­o que el previsto para los próximos trimestres; la inflación seguía reducida y había sorprendid­o con menores registros en un amplio grupo de servicios; y porque en el escenario externo se observaba un debilitami­ento gradual. En esa ocasión, estimó que las considerac­iones comunicaci­onales o tácticas no justificab­an una postergaci­ón. Ⓟ

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