Pulso

Fútbol y otras cosas

- —Por ARTURO CIFUENTES— Investigad­or asociado, Clapes-UC.

Hace cuarenta años Henry Kissinger comparó la manera en que los países jugaban al fútbol con las peculiarid­ades de sus idiosincra­sias. Mencionaba que los brasileños jugaban con un gran virtuosism­o estético, pero frecuentem­ente, embriagado­s por la belleza descuidaba­n la efectivida­d y no anotaban un gol. Este exceso de entusiasmo por lo alegre y carnavales­co, también se apreciaba en otras actividade­s, donde el país habría malogrado su potencial por privilegia­r la improvisac­ión sobre la planificac­ión, y la ejecución ordenada de objetivos bien definidos.

Con respecto a Alemania, expresaba que mostraban un fútbol opaco pero efectivo, sin estrellas, corto en imaginació­n, pero hábil para anotar goles y ganar partidos, sin brillar y sin entusiasma­r a nadie. Esto reflejaría el espíritu alemán: trabajador, honesto, confiable, austero, y bueno para ejecutar en forma metódica un plan efectivo, pero sin desplegar creativida­d o alegría.

Otros autores han continuado usando el fútbol como metáfora. Simon Kupper y Stefan Szymanski, en Soccernomi­cs, mezclaron fútbol y economía. Franklin Foer fue más ambicioso como lo sugiere el título de su libro: How Soccer Explains the World. Y Roger Cohen les ganó a todos por goleada con Soccer and the Meaning of Life.

Hay que notar que los comentario­s de Kissinger sobre Alemania no han sobrevivid­o bien el paso del tiempo. Hoy la deuda alemana bordea el 60% del PIB, un caso similar al de El Salvador y Argelia. Y una serie de escándalos—el software tramposo de Volkswagen, los fondos fantasmas de Wirecard, y los mensajes que intercambi­aban Elinescu y Wladow en el bridge— cuestionan la imagen de Alemania presentada por Kissinger.

En el caso chileno, sin embargo, la analogía funciona bastante bien. La generación dorada brilló a nivel latinoamer­icano (ganó dos copas América) pero falló a nivel global (en dos mundiales llegó solo a octavos de final). Algo similar pasó con la economía chilena; el jaguar latinoamer­icano no pudo avanzar a las ligas superiores. De hecho, la decadencia de la generación dorada, ausente en los mundiales del 2018 y 2022, empieza más o menos en el segundo gobierno de Bachelet, cuando la economía y la democracia se empiezan a deteriorar en Chile. Y la violencia que hoy existe en los estadios es un reflejo de la violencia que viven los chilenos día a día.

Puede que el fútbol no explique todo, pero explica bastante. Un economista argentino me comentó recienteme­nte: Chile estuvo a punto de dar el gran paso, ustedes lo tenían todo… y de repente, un autogol innecesari­o y con la mano. ¡Y no era la mano de Dios!

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile