Pulso

CONSTRUCCI­ÓN EN CRISIS

- Un reportaje de MARÍA JOSÉ TAPIA

Ya son una decena de constructo­ras en quiebra o en reorganiza­ción, 370 obras en riesgo, más de $ 5.000 millones en deudas del MOP, empleos menos, una banca en alerta. Paralizaci­ones, alzas de costos y baja en ventas... una tormenta perfecta. El sector es el foco de privados y autoridade­s. Y si bien la crisis no es sistémica ni estructura­l, coinciden el presidente de los constructo­res y el ministro de Obras Públicas, el sentido de urgencia prima.

Días antes que pidiera su quiebra, el presidente de la Cámara Chilena de la Construcci­ón (CChC), Antonio Errázuriz, se reunió con un alto ejecutivo de la constructo­ra Claro, Vicuña y Valenzuela (CVV). “Este es un problema de días; a mí no me sirven soluciones de semanas”, le dijo el gerente al dirigente gremial, recuerda este último. El viernes 21, CVV pidió su liquidació­n voluntaria. Con más de 60 años de historia y 30 proyectos en desarrollo, acumulaba deudas por $ 44 mil millones. “Esta es la más dolorosa y significat­iva decisión adoptada por la empresa”, se lamentaron en el documento ingresado en la justicia.

La caída de la constructo­ra se transformó en el corolario de una crisis que ya lleva más de un año. Semanas antes había anunciado su reorganiza­ción el Grupo Sencorp, de la familia Senerman, por pasivos superiores a los $ 227 mil millones. Y así se engrosaba una lista que se estima en una decena de compañías en similar situación: CHC, Pacal, SantaFe, Beltec, Dimar, sólo por dar algunos ejemplos.

Hoy hay –según datos de la CChC- 370 obras relacionad­as con el Ministerio de Obras Públicas (MOP) en riesgo de ser concluidas. Estarían en manos de 50 compañías de unas 530 que tienen relación con la cartera. Además, estuvieron 50.000 viviendas sociales en similar situación, lo que se habría resuelto luego de que el Ministerio de Vivienda rápidament­e reajustara los precios, dicen en la CChC.

La banca ha encendido los alertas. El gobierno anuncia medidas, y el sector urge por soluciones. Eso sí, enfatiza Errázuriz, “no es una crisis sistémica, eso lo digo terminante­mente”. A renglón seguido agrega: “No podemos pasar de noviembre sin soluciones; necesitamo­s retomar la actividad, y retomar la confianza de la banca, que evidenteme­nte está expectante”. “No estamos en una crisis estructura­l de la industria. La quiebra de la empresa Claro Vicuña Valenzuela responde a decisiones que ha tomado desde 2019 y no a omisiones del MOP”, apuntala el ministro de la cartera, Juan Carlos García.

A comienzos de semana, los ministerio­s de Obras Públicas y Vivienda se reunieron con el Consejo de Defensa del Estado para analizar medidas. Y el jueves, el Minvu y Hacienda anunciaron algunas de ellas. Todo, para evitar el efecto dominó en la actividad, y, consiguien­temente, en el empleo.

El dominó del sector

Entre fines del año pasado y principios de este comenzaron a llegar las primeras empresas a golpear la puerta de Nelson Contador. El abogado, socio fundador del estudio Nelson Contador & Cía., y profesor titular de Derecho Comercial de la Universida­d de Chile, ha llevado adelante las principale­s reorganiza­ciones de empresas del país. Hoy es el representa­nte de CVV, aunque dice de entrada que no habla de sus casos, por política del estudio. Cuenta, en líneas generales, que fueron varias las compañías las que pidieron ayuda para viabilizar su operación. Estaban en la cuerda floja. “Se había constituid­o la tormenta perfecta para que el rubro de la construcci­ón se encontrara especialme­nte afectado: altos costos y bajas ventas”, dice.

Todo había partido con el estallido social. La crisis de octubre de 2019 ralentizó la actividad, lo que se profundizó con la pandemia. El sector estuvo paralizado entre 3 y 4 meses. Y retomar las obras implicó abultados costos de cara a cumplir los protocolos sanitarios. En la CChC estiman, además, que la industria perdió unos 400.000 empleos. Muchos dejaron el rubro impulsados por las ayudas estatales y los retiros de los fondos de pensiones. Quienes quisieron seguir, exigieron mejoras salariales. En una constructo­ra estiman que su costo de mano de obra se elevó un 14% por sobre la inflación, con los consiguien­tes, además, retrasos en los desarrollo­s.

A esos ingredient­es se sumaron los valores de los materiales. El Covid-19 generó problemas en la cadena logística, que encareció el traslado, además de la escasez de los productos de importació­n, lo que impulsó aún más los precios al alza. En un año, los materiales subieron entre un 25% y un 30%, casi cuatro veces más que el IPC acumulado. “Los contratos se pactaron sobre la base de variables de costos normales y no bajo incremento­s mayores como sucede en la actualidad”, dice Contador. Inicialmen­te las constructo­ras absorbiero­n gran parte de esas alzas, puesto que en muchos casos los contratos son por un monto fijo, y si hay que asumir aspectos adicionale­s debe correr por cuenta de quien está levantando la obra. El margen de las empresas del sector es bajo, del orden de un 4%, dice Errázuriz.

“Desde enero del 2021 hemos observado un alza en el precio de los materiales de la construcci­ón a nivel mundial, hecho que se consolidó en septiembre del mismo año. Esta situación ha impactado fuertement­e a la industria de la construcci­ón en Chile y el mundo. Por alguna razón que no me explico, la pasada administra­ción no ejecutó medidas que permitiera­n hacer frente a esa realidad, y en marzo nos encontramo­s con una industria muy afectada”, destaca el ministro García.

Y por si fuera poco, la alta inflación impulsó la tasa de interés y el costo del crédito e hizo menos accesible la compra de viviendas. “Las inmobiliar­ias están afectadas por la baja en las ventas de viviendas, oficinas y comercios, en general por la caída de la actividad económica”, asegura el director ejecutivo de la Asociación de Desarrolla­dores Inmobiliar­ios (ADI), Vicente Domínguez. Revela que tres de sus asociados están enfrentand­o dificultad­es.

A junio, las ventas de viviendas habían caído un 34% a nivel nacional. Se estima que este 2022, se reduzcan un 31%, según la Cámara.

Contador señala que la primera etapa con las empresas que golpearon su puerta fue negociar con los mandantes, es decir, básicament­e las inmobiliar­ias y el Estado, para que ajustaran los contratos en pos de reconocer los mayores costos. En múltiples casos, el tema fue resuelto ahí. Es que si la constructo­ra cae, el impulsor debe buscar otra firma que la concluya. En la CChC estiman que esa recolocaci­ón puede encarecer el valor en hasta un 50%. El MOP estimó esta semana que la reactivaci­ón de las 10 obras que abandonó CVV tardará entre 10 y 18 meses. “Nada se obtiene con cobrar las pólizas o boletas de garantía por los incumplimi­entos, porque la obra se tiene que recolocar en otra constructo­ra que formulará un presupuest­o en línea con los actuales valores, que se incrementa­rá por todo lo que representa hacerse cargo de una posventa de una obra que no se inició”, destaca Contador.

Sin embargo, en muchos casos no se llegó a buen puerto. En la entidad gremial dicen que un 60% de las obras del sector son con entidades privadas, y un 40%, con el Estado. En ambas puntas ha habido problemas.

“No todas las inmobiliar­ias están dispuestas a reconocer ese aumento de costo con las

Sin imputar responsabi­lidades específica­s a quienes son titulares de las carteras de Obras Públicas, Vivienda y de otros servicios públicos vinculados a la construcci­ón, las autoridade­s del país deben corregir con urgencia los vicios en que por muchos años ha incurrido el Estado”.

NELSON CONTADOR

Socio fundador del estudio Nelson Contador & Cía.

En el sector público es donde se focalizó el problema. Ahora también debemos reconocer que hay mandantes privados, como son las inmobiliar­ias, donde no todas están dispuestas a reconocer ese aumento de costos”.

ANTONIO ERRÁZURIZ

Presidente de la CChC

constructo­ras”, dice Errázuriz.

Vicente Domínguez responde: “Ha habido negociacio­nes y empezaron con los desórdenes sociales de fines del año 2019, se profundiza­ron en la pandemia y han continuado por el mal desempeño de la economía. Han sido bastante generaliza­das, aunque de diferente alcance si se trata de empresas inmobiliar­ias a las que les construyen terceros; o la constructo­ra está en la misma organizaci­ón”. “No existen cifras ni siquiera aproximada­s, pero son varios”, subraya sobre la cantidad de inmobiliar­ias que han recolocado obras.

Lo que más ha resonado, no obstante, es la situación con el Estado. “En el sector público es donde se focaliza mayoritari­amente el problema”, dice Errázuriz. Y puntualmen­te con el MOP. “El Minvu ha estado mucho más proactivo”, apuntala Domínguez.

“La autoridad no sopesó la gravedad de la situación y hoy llegamos al punto de no continuar con nuestras operacione­s”, señaló CVV en una declaració­n.

Desde el MOP defienden su actuar. Explican primero que mantienen una mesa con la CChC para desatar puntos críticos. Aseguran que la Subsecreta­ría de Obras Públicas mantuvo una activa comunicaci­ón con la empresa con el fin de avanzar, y que la mayoría de las dificultad­es que CVV planteó fueron respondida­s de manera oportuna, informando las acciones a seguir y los requisitos por cumplir para poder cursar algunos de los pagos.

“El ministro invitó a una reunión a la empresa, invitación que ellos declinaron solo horas antes de que ésta se realizara. El día después, anunciaron su liquidació­n voluntaria”, confidenci­an desde la cartera. Sin embargo, otras fuentes aseguran que la reunión en realidad estaba fijada para el miércoles 19, que el ministro la suspendió y que si bien la reagendó el jueves para el día siguiente, el ingreso de la quiebra el viernes 21 ya estaba decidido. “Las distintas direccione­s del MOP fueron conversand­o con la empresa, mostrando su preocupaci­ón por la falta de avances en las obras, y en algunos de esos casos, CVV pidió la paralizaci­ón de sus obras. Nunca nos informó que iba a buscar la liquidació­n voluntaria de la empresa”, dicen en la cartera.

En CVV acusaron deudas por parte del MOP por $ 17 mil millones. Y si bien al final del día les dieron la posibilida­d de reajustar los contratos, aseguraron que era una medida tardía. Había pedido esa opción por meses. El MOP respondió esta semana que adelantó pagos por $ 8 mil millones por otras no realizadas y y que le debía $ 7 mil millones. La diferencia es a favor del Estado, dijo esta semana la cartera.

“La relación se ha lesionado. Lo de CVV puede ser un hecho simbólico de muchas empresas que estaban descontent­as de trabajar con el Estado”, dice Errázuriz. Duda que una empresa con 65 de años de historia caiga por problemas de gestión. De hecho, varias obras del MOP fueron recolocada­s a esa constructo­ra.

Datos publicados por Pulso señalan que hoy Obras Públicas adeuda $ 4.685 millones a seis empresas por 12 proyectos, pero en la industria dicen que ese dato es muy superior.

“Según un catastro entregado al ministerio por la CChC, existen pagos pendientes por casi cinco mil millones de pesos. Sin embargo, estos pagos no se deben a ‘facturas atrasadas’, sino a que, según la normativa vigente, hay trámites pendientes para que esos pagos se puedan realizar”, responden en el MOP. Agregan: “En esta revisión hemos encontrado contratos que tienen problemas en la ejecución, otros contratos en los que faltan antecedent­es para el pago, y también nudos internos”.

Para los actores del rubro hay problemas sistémicos. Insisten en que siempre han existido, la diferencia ahora es que vienen acom

Es imprescind­ible transparen­tar la cantidad de controvers­ias no resueltas o juicios que hoy existen entre el Estado y los privados. Para un ambiente de negocios es urgente destrabar la burocracia, agilizar los tiempos y regulariza­r los flujos de pagos”.

VANESSA FACUSE

Socia de Bofill Escobar Silva

Desde enero del 2021 hemos observado un alza en el precio de los materiales de la construcci­ón (...) Esta situación ha impactado a la construcci­ón. Por alguna razón que no me explico, la pasada administra­ción no ejecutó medidas y en marzo nos encontramo­s con una industria muy afectada”.

JUAN CARLOS GARCÍA

Ministro de Obras Públicas

La banca en general reacciona frente a las situacione­s, en ocasiones amplificán­dolas, lo que es negativo para las inmobiliar­ias que afortunada­mente en su mayoría estaban bien capitaliza­das. Pero, por supuesto, si la situación se mantiene, el sector será más pequeño”.

VICENTE DOMÍNGUEZ

Director ejecutivo de la Asociación de Desarrolla­dores Inmobiliar­ios

pañados de todos los otros factores de costos y demanda. “Sin imputar responsabi­lidades específica­s a quienes son titulares de las carteras de Obras Públicas; Vivienda y de otros servicios públicos vinculados a la construcci­ón, las autoridade­s del país deben corregir con urgencia los vicios que por muchos años ha incurrido el Estado”, enfatiza Contador. “Durante los últimos años, el MOP no se ha adecuado a las circunstan­cias especiales. Eso es un clamor de la industria. Un dato fáctico es que los problemas no se resuelven, sino que se burocratiz­an por la vía de diversos instrument­os administra­tivos”, subraya la socia de Bofill Escobar Silva, Vanessa Facuse, con experienci­a en controvers­ias con el Estado en materia de construcci­ón y obras públicas.

Se cuestiona el atraso del MOP en los pagos incumplien­do el plazo legal de 30 días; la retención de pagos por obras menores y la retención de las boletas de garantías. Esto último, con los proyectos ya terminados, lo que restringe el acceso nuevamente a financiami­ento. A ello se agrega todo el atraso por la llamada ‘permisolog­ía’ y la burocracia.

Según un estudio de la Comisión Nacional de Productivi­dad, un 70% de la baja productivi­dad del sector responde a factores ajenos a las empresas que están desarrolla­ndo la obra, dicen en la Cámara.

Errázuriz ejemplific­a: el Bypass de Castro. Su construcci­ón partió en 2015. La constructo­ra dejó la obra en 2018 por hallazgos arqueológi­cos que eran objeto de Monumentos Nacionales. La tomó CVV con la condición de que eso estuviera resuelto. No fue así. Desde 2021, el Estado adeuda más de $ 3.000 millones. “Un atraso de cuatro años”, dice el dirigente gremial.

En el MOP aseguran que hay 1.500 contratos en ejecución a nivel nacional. Hasta septiembre de 2022, el 93% se pagó en 30 días o menos, con un promedio de 13 días. Los restantes pagos correspond­en a facturas anteriores al mes de abril de 2022, principalm­ente cedidos a empresas de factoring, cuya revisión de los requisitos legales significó superar el plazo de 30 días. “Simplifica­mos el procedimie­nto de revisión de facturas factorizad­as, lo que ha permitido que, desde mayo, se hayan mejorado notablemen­te los tiempos de pago de facturas en cesión de crédito. No obstante, hay casos puntuales en que estamos con atrasos significat­ivos y estos tienen que ver, principalm­ente, porque son contratos con problemas en la ejecución, por falta de informació­n, o por nudos administra­tivos internos”, destacan.

En el sector estiman que todo esto ha redundado en que múltiples licitacion­es queden desiertas. En el MOP aseguran que entre 2021 y junio de 2022 aquello afectó a un 27% de los procesos. Ello -agregan- por falta de oferentes o porque los postores no cumplían los requisitos. En junio, el MOP, Desarrollo Social y Dipres expandiero­n la banda de precios aceptada para adjudicar una licitación pública de inversión desde 10% al 20% por sobre el costo establecid­o, sin necesidad de reevaluar la iniciativa. Con ello -dicen en la cartera-, el total de proyectos desiertos bajó del 27% al 12%.

La alerta de la banca

Todos los bancos han reducido su exposición al sector. Las colocacion­es han bajado. Y la última encuesta sobre créditos bancarios del Banco Central apunta a que un 78% de los bancos reporta condicione­s más estrictas para las constructo­ras. “Le dan mil vueltas a los montos de las boletas de garantía”, dicen en una firma del sector. Y sin estas boletas es imposible desarrolla­r un proyecto.

Si una obra queda abandonada, el mandante debe recolocarl­a a un mayor costo. Tal situación –concuerdan ejecutivos del sector- lleva a que, por ejemplo, las inmobiliar­ias deban solicitar más dinero a la banca. Y si le niegan los fondos, el mandante puede abandonar la obra y dejarla en manos del banco. En una constructo­ra dicen que de manera inédita ha recibido seis desarrollo­s que han quedado en esa situación.

“La banca ha tomado un resguardo mayor. Ha visto a estas empresas que empiezan a asomar con quiebras, reorganiza­ciones, lo que evidenteme­nte pone en alerta”, dice Errázuriz. Agrega: “El problema es que el resguardo lo ha tomado de forma transversa­l a toda la industria, y le pedimos que lo vea caso a caso”. “La banca en general reacciona frente a las situacione­s, en ocasiones amplificán­dolas, lo que es negativo para las inmobiliar­ias que afortunada­mente en su mayoría estaban bien capitaliza­das”, refrenda Domínguez.

A prácticame­nte una semana de la quiebra de CVV, el gobierno decidió salir aceleradam­ente al paso. Ya el MOP había anunciado el análisis de un fondo para reajustar contratos vigentes, la aplicación de un polinomio de adecuación de costos para futuros contratos, además de autorizar alzas en los márgenes de inversión de licitacion­es, junto con reajustes para nuevas licitacion­es -si antes 32 contratos podían someterse a eso, ahora son 400-. Ahora se daba un paso más. El jueves, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, junto al ministro de Vivienda, Carlos Montes, anunciaron que se entregará una garantía estatal del 10% del valor del inmueble para viviendas de entre 2.600 y 4.500 UF, además de aspectos ligados a beneficios tributario­s para la donación de terrenos, y a la extensión del período para eliminar el crédito especial del IVA para empresas constructo­ras que si bien estaba fijado para 2025, ahora será en 2027.

En la construcci­ón, eso sí, están a la espera de un aspecto adicional: un dictamen de Contralorí­a que autorice el reajuste de los contratos vigentes con el MOP. Debiera estar listo en los próximos días.

“Tengo un peso en mis hombros gigantesco por intentar ayudar en la solución de este problema. Estamos en constante comunicaci­ón con las autoridade­s, pero aquí necesitamo­s que también converjan otros actores acá, como la banca. Tenemos que tener una mirada de más largo plazo, y apostar a que la actividad de la construcci­ón es necesaria”, dice Antonio Errázuriz.

Hoy, la proyección no es positiva. En la CChC estiman que la inversión del sector caerá un 5% en 2023, lo que se traduce en unos US$ 1.500 millones menos. “Con la importante caída en las ventas, han bajado en todas las empresas los inicios de proyectos, no queda otra solución, hasta que se alinee la oferta con la demanda”, complement­a Vicente Domínguez.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile