Pulso

¡Es tu problema!

-

Esto no es tu responsabi­lidad, pero sí es tu problema”, frase que a Dear Sugar se le debió ocurrir viendo al gobierno tomar palco frente a la crisis de las isapres. Como toda persona madura y exitosa sabe, antes de resolver aquello de lo que somos responsabl­es debemos resolver aquello que se nos presenta como un problemón. Especialme­nte lo que nos puede llevar a la muerte, metafórica o literal. Charlie, quien a sus 99 años sigue siendo uno de los mejores inversioni­stas del mundo, dice que lo único que ha buscado saber toda su vida es dónde iba a morir para nunca visitar ese lugar.

Francament­e, desconozco qué está haciendo el gobierno con respecto a la crisis de las asegurador­as, pero he escuchado cosas que van por cualquier lado menos por una solución: no es responsabi­lidad del gobierno, es un fallo de la Corte Suprema, han ganado mucho en el pasado, si tienen que caer que caigan, así es el mercado, etc. Independie­ntemente del porcentaje de verdad que tengan estas frases (algunas cerca de 0%), ninguna apunta al fondo: ¿qué pasará con los chilenos, y con el mismo gobierno, si el sistema de salud privado colapsa? Las señales que estamos ad portas de aquello están a la vista. Estados financiero­s paupérrimo­s y un gobierno que dice que esta industria regulada debe acabar es receta perfecta para que nadie invierta (queme dinero) en ella. Por el contrario, elaboració­n de planes de reorganiza­ción/quiebra con abogados especialis­tas en la materia es lo que deben estar haciendo las asegurador­as en este preciso momento.

La quiebra de las isapres es un evento que colapsará todas las piezas del sistema de salud. Imagine a Sra X que se sometió a una cesárea para la cual tuvo que firmar un pagaré por $4 millones (cambiamos el cheque en blanco por un documento exigible hace años). La operación fue un éxito y cuatro meses después llaman a Sra X desde la clínica para decirle que está lista su cuenta. Cuenta que, en circunstan­cias normales y de acuerdo al plan de la señora, requería de parte de ella un copago de $1 millón. Pero lamentable­mente en el intertanto su isapre se acogió a una reestructu­ración judicial que le impide pagar, dejando a Sra X sin lo que creía tener: un seguro.

A partir de ahí surge una serie de nefastos eventos. Si Sra X no paga los $4 millones, porque no puede, no solo la clínica deja de recibir, sino que también todos los proveedore­s y trabajador­es de la salud que participar­on de aquella intervenci­ón: matronas, enfermeras, doctores, etc. En lo macro, cuatro meses de ingresos de trabajador­es de la salud desaparece­rán.

Si tenemos suerte, y las garantías dadas por las isapres logran cubrir lo debido, Sra X podrá respirar por un segundo hasta su próxima intervenci­ón. Mientras tanto, llamará a todas las asegurador­as de salud “no isapre”, las cuales en el mejor caso le cobrarán un ojo de la cara para asegurarla, y en el peor no le atenderán el teléfono. Esto último va a ocurrir con el 45% de los afiliados a isapres que poseen alguna preexisten­cia (diabetes, hipertensi­ón, cáncer, etc.).

Millones de señoras y señores se verán obligados a ir a Fonasa para colapsar el sistema público aún más. Por ejemplo, piense lo que pasará con las ya inaceptabl­es listas de espera oncológica­s de los pacientes Fonasa.

Seguir caminado impávidame­nte en dirección a este problema es coquetear con la muerte, metafórica para el gobierno y literal para muchos compatriot­as. Un lugar que Charlie y la inmensa mayoría de chilenos evitaría a toda costa visitar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile