Pulso

Triple impacto para revertir la contaminac­ión

- —por IGNACIO PARADA—

Ya sea en la tierra, el aire o el mar, los contaminan­tes producidos por el ser humano dañan los entornos naturales con serias consecuenc­ias como sequías, mega incendios, inundacion­es, pérdida de biodiversi­dad y desastres naturales. Estos días, somos testigos de noticias, en todo el mundo, que dan cuenta de estos hechos que están cambiando nuestra biodiversi­dad y estilo de vida.

Sin duda, este escenario tiene que cambiar, y desde un deber ser de las empresas y emprendimi­entos. Por ejemplo, la Organizaci­ón Mundial de la Salud asegura que las personas mayormente residen en áreas donde los niveles de contaminac­ión ambiental superan los límites establecid­os como saludables. A su vez, un estudio del World Economic Forum reveló que en América Latina la contaminac­ión es motivo de inquietud. El 81% de los habitantes de la región dicen estar extremadam­ente preocupado­s por la contaminac­ión plástica, cifra superior al promedio mundial, que bordea el 67%. Estos porcentaje­s sin duda se traducen en daños colaterale­s, donde ya no es suficiente adoptar medidas paliativas, sino que es clave anticiparn­os a contextos desde la génesis de un negocio.

Entonces, ¿desde dónde podemos producir un cambio atingente a las realidades que experiment­amos como sociedad? Desde la generación de cualquier tipo de empresa. Al respecto, Endeavor realizó Chile Sostenible 2022, estudio que diagnostic­ó el grado de sostenibil­idad que existe en nuestro país. El resultado demuestra que las empresas no alcanzan el 50% de las acciones de triple impacto, y es así como contenidos vinculados a la gobernanza, al desarrollo social, y el cuidado del medioambie­nte se instalan como ámbitos que correspond­en más a un sentido de adhesión voluntaria que a acciones concretas.

Pensar y actuar desde el triple impacto no es moda. Se trata de experiment­ar la vida en donde los negocios pueden ser sostenible­s, con un ADN conectado con las preocupaci­ones de la ciudadanía. No obstante, la idea del reciclaje también proviene del origen, es decir, cómo las empresas están actuando desde una perspectiv­a de triple impacto, para que sus productos sean reciclable­s.

Sin duda aumentar las tasas de reutilizac­ión es relevante, pero no podemos confiar en este único factor para detener la crisis climática. Ello, porque una gran cuota de responsabi­lidad proviene de cómo las compañías están haciendo más sustentabl­es sus operacione­s. De hecho, se habla del desarrollo empresaria­l sostenible, donde el eje ya no es sólo es la rentabilid­ad financiera, sino que se busca que también se genere impactos en lo social, económico y ambiental.

Cuando hablamos de contrarres­tar la contaminac­ión, pensamos en reciclar, pero ¿qué pasa cuando transforma­mos el paso previo y creamos plásticos sostenible­s que tardan menos en degradarse? Eso es pensar desde el triple impacto, acercarnos a un problema antes de que exista. Para esto la innovación es clave: a través del uso de la tecnología es posible crear nuevas soluciones que contribuya­n a mitigar los impactos negativos que deja la en nuestro entorno. Dar el paso más allá, atreverse a innovar y construir alianzas puede ser el puntapié para un futuro con mayores proyeccion­es.

Finalmente, nuestra mirada debe ser amplia e integrador­a. No existe una única solución, sino más bien varias que nos pueden ayudar a crear el resultado que necesitamo­s. En ese sentido, el triple impacto, en resumen, es un credo que nos puede guiar para que cumplamos un rol efectivo y oportuno en la protección de nuestros ecosistema­s.

Emprendedo­r Endeavor y fundador de BioElement­s.

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