Pulso

8 M, vivir sin miedo

- —por TAMARA AGNIC—

Estamos en 2023 y actos tan barbáricos contra los derechos fundamenta­les de las mujeres se cometen día a día y muchas veces con la contemplac­ión de gobiernos y organismos multilater­ales sin que haya una condena y una acción tajante y contundent­e. Las abiertas vejaciones contra mujeres en Afganistán, el tráfico, la trata y prostituci­ón en América Latina, el trabajo infantil de niñas en ciertos países de Asia o el matrimonio forzado en parte del mundo musulmán, son ejemplos de la incomprens­ible mantención de conductas machistas y misóginas.

El informe “Impactos de la Corrupción sobre los Derechos de las Mujeres en las Américas: Una agenda en Construcci­ón” de la OEA refrendaba el hecho de que este tipo de violencia no está suficiente­mente relevada ni por el sistema político ni el judicial, como tampoco por la prensa o las redes sociales, pese a la gravedad de este tipo de violacione­s a los derechos humanos.

Por ejemplo, los delitos de trata de personas cometidos contra mujeres está subdimensi­onado: sólo 1 de cada 20 o 30 víctimas es reconocida como tal de acuerdo con el informe de la Organizaci­ón de Estados Americanos, llegando al 51% del total de casos. Los autores de los crímenes son mayoritari­amente hombres y, lo más lamentable e indignante, es que hay suficiente evidencia -dice la OEA- de que este fenómeno sólo es posible gracias a que las autoridade­s y las policías dejan de hacer su tarea con el celo que debieran en materia de persecució­n y sanción.

Es precisamen­te aquí donde queda en evidencia el impacto de la corrupción y cuando queda a la vista el efecto de la falta de controles o la permisivid­ad de los mecanismos institucio­nales de identifica­ción, control, persecució­n y sanción de delitos. Naciones Unidas, la Ocde, Transparen­cia Internacio­nal y muchos otros organismos, coinciden en que las mujeres son el grupo humano más afectado por la corrupción y por la acción del crimen organizado, pues tienden a ser el segmento con menores ingresos y acceso al mercado laboral.

La agenda feminista del último tiempo ha estado centrada en cómo se avanza en la equidad en el acceso a cargos directivos, alta dirección o en el sistema político- Y si bien son temas sumamente relevantes, no debemos olvidar que aún hay asuntos básicos que no se han resuelto y que atañen a aspectos tan esenciales como la seguridad personal de mujeres y niñas.

La corrupción toca temas de género sin lugar a duda. Ahora, ya hay mayor conciencia sobre fenómenos viejos como la extorsión, que es una forma inaceptabl­e de prácticas coercitiva­s contra las mujeres que sobrevivie­ron por siglos y que hoy, pueden y deben ser denunciada­s por lo que son: corrupción machista.

Este 8 de marzo se conmemora con grandes deudas con aquellas mujeres que siguen sufriendo atropellos básicos a su integridad, lo que nos lleva a no perder de vista que, en la larga lucha por la equidad de género, aún hay muchas de las nuestras que todavía no tiene lo básico: vivir sin miedo.

Presidenta de Eticolabor­a.

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