Esperanzados en un mejor sistema de salud
El sistema de salud –regímenes subsidiado y contributivo– ha ampliado la baraja de quienes tienen acceso al servicio, del que se beneficia buena parte de la población de escasos recursos. Hay fallas, no es equitativa y la corrupción sigue omnipresente. Pe
Redacción
● El sistema de salud en Colombia lleva años en el ojo del huracán.
Las razones son muchas y durante décadas, quizá las mismas: baja calidad en el servicio, demora o inadecuada atención, tratamientos y entrega de medicamentos y la corrupción, quizá lo que le ha causado el peor daño al sistema.
Robos con supuestos enfermos de hemofilia o sida, hurto y tráfico de medicamentos, compra de equipos o insumos con sobreprecios, quiebra de hospitales públicos y apropiación indebida de recursos de la salud (75 % públicos) que terminaron por sepultar a Saludcoop, la mayor EPS del país... Nadie que tenga que ver con el sector está indemne: desde prestadores de servicios profesionales, trabajadores, políticos y hasta pacientes que abusaron de tutelas salen salpicados.
Es evidente que para que el sistema sea sostenible debe ser justo, equitativo, efectivo, y ajustado a la realidad de sus recursos.
Pero también, que requiere transparencia, ma- yor control y acabar de una vez por todas las mafias corruptas que lo han postrado y puesto a tambalear su subsistencia y castigar a los responsables.
Y aunque falta para que la salud deje de ser el negocio de unos cuantos en que fue convertida y se rija por normas en las que el principal objetivo sea el paciente y su bienestar, se deben reconocer sus bondades, entre ellas mayor acceso a salud, que se espera mejore con la Ley Estatutaria, y el control al precio de más de mil medicamentos.
Hoy los candidatos a Presidente se refieren a tres aspectos clave en salud: control a precios de medicamentos, impuesto a bebidas azucaradas y lo que mejorarán al sistema.