Ciudad se vistió con la tricolor y gozó la fiesta
Barranquilla estuvo decorada con globos y banderas. Los televisores salieron a la puerta.
Esta vez, con un partido poco después del mediodía, la ciudad estaba más vestida de tricolor que la vez pasada, cuando Colombia, muy en la mañana, fue derrotada por el seleccionado de Japón.
Había pantallas en las esquinas, y hasta en áreas de piscina, porque, además, ayer era el Día del Padre, corrido por decreto dado que el pasado –inicialmente programado– fue la segunda vuelta en las elecciones presidenciales.
De manera que había banderas desplegadas, pasacalles tricolor, carros decorados con motivos de la Selección, y los vendedores de camisetas y de artículos también contribuyeron a adornar Barranquilla para el partido contra Polonia, que Colombia terminó ganando 3 por cero.
Los bares de las calles tradicionales de Barranquilla, establecimiento de diversión, estaban copados de personas que además de estar atentas a las pantallas, estaban tomando licor.
La ciudad se preparó desde temprano. Cualquier que hiciera un recorrido por la ciudad se daba cuenta de que en las terrazas había televisores dispuestos para la sintonía grupal.
Por las calles, había familias enteras caminando con el uniforme de la Selección, grupos de amigos, jóvenes y chicos. En el Transmetro y en los buses de servicio público podía verse la camiseta amarilla como indumentaria del día. Lo mismo que había taxistas que no solo se limitaron a uniformarse, sino que adornaron su carro con banderines y cubiertas de cojín con los colores patrios.
La temperatura estuvo suave, con amago de lluvia, pero el tiempo no se alteró. Fueron cuatro descargas las que escucharon: los tres gritos de gol y el final del partido.
Antes del partido, había niños ataviados de amarillo jugando en las calles con balones, y en algunas rejas se podía ver balones de ornamento, mezclados con globos de los tres colores. En Soledad y en Malambo, los motocarros (abundantes en esos dos municipios) también estaban decorados para la fiesta futbolera.
Ya en el partido, cada gol fue celebrado con frenesí. El primero, por supuesto, al minuto 40 del primer tiempo, y con la cabeza de Yerry Mina. Como fueron tres golazos a la postre, la alegría fue tremenda y contagiosa.
Luego del partido, los comentarios no se hicieron esperar: todo pareció maravilloso, la selección que esperábamos, con Cuadrado convertido en una de las figuras de la cancha; y la combinación James-Quintero que muchos querían ver y resultó victoriosa.
Murillo seguía siendo un hervidero de gente por la tarde, la calle 72, la 84, y la Troja seguía llena en la celebración.