El especialista
Mi esposo se autodenomina como ‘el especialista’. Esto no tiene que ver con algún oficio especializado que realice, sino con su vocación y talento para tomar ciertas decisiones.
Por ejemplo, es especialista en formarse en la fila más demorada del supermercado: aunque no haya mucha gente en la línea, su seleccionada suele sufrir alguna caída del sistema o la persona que va adelante decide devolver uno o varios de los artículos que ya le han pasado por la registradora…lo que, ya saben, implica esperar a que venga el supervisor con una llavecita mágica que permita hacer la devolución. Mientras, las demás filas avanzan con agilidad.
También es especialista, en una carretera, en ubicarse en la línea del peaje en la cual la señorita que está atendiendo acaba de terminar su capacitación. El resultado: mientras en la fila del lado atienden a tres conductores nuestra amiga va con uno, al que debe rectificarle dos y hasta tres veces las vueltas, entre otras cosas.
Y para no aburrirlos con tantas otras especialidades de mi adorado esposo, podría cerrar con su particular habilidad para coger cuanto hueco hay en la vía, incluso aquellos que pueden ser del tamaño del carro.
Que conste la autocrítica latente en aquello de ‘el especialista’. Nadie le achacó el título, aunque tampoco nadie se lo niega.
Hasta la próxima.