¿Parir o París?
Si te preguntan si deseas parir un hijo o ir a París, es posible que el deseo de viaje a la ‘Ciudad luz’ sea la prioridad.
Recuerdo en mi época escolar. Se decía que las cigüeñas traían los bebés de París. Entonces había indicios de desaceleración demográfica, “máximo dos”, expresábamos las compañeras de mi curso cuando se nos interrogaba sobre las expectativas de maternidad, aunque Lucy decía que tendría cinco hijos y se le cumplieron los deseos.
París estaba en el destino predilecto de viaje, pero todas soñábamos con parir y vivir la experiencia de ser madres gestantes de nueve meses. La opción de alquiler de útero no estaba en las ofertas y pienso que, aunque lo hubiera estado no sería una decisión a considerar.
¿Hasta cuándo habrá hijos fecundados naturalmente? ¿Será que están cambiando los ideales? No quiero ser trágica, pero imagino las graves consecuencias en el desarrollo psicoafectivo de estos nuevos hijos que se hacen artificialmente por encargo, con gestación en vientres comprados, concebidos en relaciones amorosas de dudosa estabilidad, manipulados y configurados con las modernas programaciones genéticas.
Celebro que vivimos en la época del deseo genuino de la maternidad y paternidad, que parimos con dolor, sudor y lágrimas de alegría, a nuestros dos hijos y que pudimos acompañarles en su crecimiento.
Parir, un viaje que no debe negociarse