Colombia ante Polonia: entre atacar o defenderse
¿ Les ha pasado que en algún momento no sienten la diferencia sonora entre varios artistas de pop o reguetón?
A mí sí, y puntualmente me refiero a que en distintas ocasiones al escuchar artistas como Katy Perry, Taylor Swift, Selena Gómez o Shawn Mendes, no encuentro una propuesta arriesgada musicalmente, pues acuden a las coreografías excéntricas con bailarines y videos con una alta factura audiovisual pero con poca o nula composición y creatividad.
Creo que lo mismo está pasando en el reguetón de Bad Bunny, Farruko, Maluma y ni se diga del trap. Las letras casi que son las mismas, el sonido repetitivo, la estética también y los videos caen en el cliché de mostrar lo símil.
Supongo que todo es debido a la influencia de las tendencias de consumo y de mercado, las grandes disqueras, la baja venta de discos en físico y la piratería.
En efecto los nuevos artistas masivos se dedican a usar fórmulas clásicas y a la fija en la composición, haciendo de la música algo monótono, sin innovación y en donde lo líquido se desvanece en el aire. Es como si fuera una licuadora donde ponen ingredientes para tener éxito, crear una canción pegajosa y listo.
Sin embargo, en la otra orilla, se encuentran los que renuevan la capacidad de asombro como Childish Gambino, Drake, XXX Tentation, quienes sí arriesgan y cuentan otras historias haciendo de la música un estado de la materia sólida y lejana de lo plástico.