Proyectos integrales
Las intervenciones físicas en la ciudad, a través de obras de infraestructura, no pueden plantearse como proyectos aislados, en sectores específicos.
Cada vez que se formule un proyecto es necesario pensarlo de manera integral y desde diferentes ámbitos; considerar si genera oportunidades de desarrollo; articularlo con la dinámica urbana y medir su impacto en todas las fases de ejecución. Además, debe comunicarse a la ciudadanía de forma clara y oportuna.
Cualquier intervención urbana deriva en impactos ambientales, sociales, económicos y de movilidad. Incluso, la salud de la población que reside o trabaja en el área de influencia del proyecto puede verse seriamente afectada. De allí la necesidad de crear acciones que ayuden a mitigar los efectos negativos que este pueda traer consigo.
Una visión amplia del mismo significa entenderlo y estructurarlo más allá de una solución específica, por ejemplo, a un problema de movilidad, de acceso a la educación o a servicios de salud, pues la construcción de nuevas troncales o de equipamientos no necesariamente trae beneficios para los habitantes.
Por ende, una intervención urbana integral debe ir en armonía con el entorno y el patrimonio cultural e histórico de la ciudad; debe ser ambientalmente sostenible y debe mejorar y renovar el espacio público, crear orden e incorporar elementos innovadores.
El desarrollo urbano de Bogotá, sin duda, requiere articular entidades, esfuerzos y propósitos hacia un mismo fin: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.