Exceso de velocidad
Que digan que hay exceso de velocidad en una ciudad que vive el 80 % del tiempo trancada puede sonar extraño, pero no lo es.
Lo cierto es que por efecto de las aplicaciones de movilidad que muestran rutas viales para salir de los atascos, generalmente a través de los barrios, los peatones han salido mal librados.
La accidentalidad vial se ha trasladado, en muchos casos al barrio y, con ello, adultos mayores especialmente han resultado afectados. No por mala suerte en 2017, 152 personas de este grupo de la población fallecieron en accidentes viales.
Sin embargo, la solución no puede ser ajustar los límites a la velocidad de 60 a 50 kilómetros por hora. Es tanto como asegurar que un impacto a este límite no será mortal.
Lo cierto es que a los ojos de expertos estas medidas no sirven de nada en vías principales, como por ejemplo, la Avenida Boyacá, donde la velocidad promedio es de 10 a 15 kilómetros por hora.
¿Porqué no pensar en infraestructura amigable con el peatón? algo como puentes peatonales y pasos seguros para proteger la vida.
Una vez más, el problema se está viendo en el síntoma y no en la enfermedad, mientras la movilidad en la ciudad baja su velocidad y, con ello, su eficiencia que requiere mejorar en este aspecto para ser competitiva.
Como bien lo señaló una experta en movilidad: es una medida ‘paracaídas’ sin planeación.