Acaban refugio de venezolanos
El campamento de Engativá será desmontado hoy.
● Cerca de dos meses duró el albergue temporal humanitario destinado por el Distrito para acoger a los migrantes venezolanos que se encontraban en los alrededores de la terminal El Salitre en Bogotá.
En un principio llegaron 500 personas, estas fueron ubicadas en 80 carpas. Hoy solo quedan 27 carpas con 127 venezolanos que serán evacuados del lugar.
“Nosotros vamos para la calle. No sabemos qué va a pasar con nosotros. Dicen que nos van a mandar para Cúcuta, pero ¿a Cúcuta a qué?”, se pregunta Héctor Martínez, de 38 años y quien hace 4 meses se encuentra en Colombia junto a su esposa y su hijo.
Desde un principio, los migrantes que llegaron al albergue, detrás de la Contraloría, se mostraron inconformes con las condiciones del lugar y las reglas que debían cumplir desde el 13 de noviembre de 2018, cuando fueron trasladados allí.
Entre las molestias estaban la imposibilidad de recibir cualquier tipo de ayuda de personas externas y no tener dónde cocinar sus alimentos; también, tener que cumplir horarios de entrada y salida. Estos dos últimos reparos, según ellos, les impedía desarrollar actividades económicas para sobrevivir.
Para la fecha en que recién llegaron los venezolanos al albergue, Cristina Vélez, secretaria de Integración Social, afirmó que para el día en que fueran evacuados (o sea hoy), se esperaba que las 500 personas tuvieran su permiso de residencia y un trabajo estable para solventar sus necesidades. Sin embargo, hasta el momento no se conoce un balance oficial sobre los pro y contra que tuvo el campamento.
“Las personas que ingresaron al albergue tenían claro que esto era una medida transitoria que iba hasta el 15 de enero. El distrito acompañó a cada una de las personas a pensar qué quería hacer después de terminado el albergue”, dijo Cristina Vélez.
A la semana de haber sido trasladados al refugio, 16 ciudadanos del vecino país protagonizaron riñas y disturbios dentro del campamento.
Su reclamo era por la falta de alimentos, y esa fue una las incomodidades que se mantuvo durante los días que duró el refugio. “Nos daban un tinto con galletas de desayuno”, afirmaron algunos migrantes que no quisieron revelar su nombre.
Por su parte, el Distrito aseguró para los días en los cuales ocurrió la riña, que los alimentos eran idóneos. Frente a las otras quejas no hubo un pronunciamiento oficial.
Dublesy Cardoza, quien tiene 6 meses de embarazo dijo: “Todo fue un engaño. Nos dijeron que este era un refugio digno, pero no; las condiciones no estaban dadas para nosotros estar aquí. Al menos allá –al lado de la terminal El Salitre– teníamos ayudas y podíamos salir a conseguir dinero”.
Por el momento, es definitivo el cierre del albergue. A lo largo de este tiempo que ha durado el campamento, la mayoría se han ido por voluntad propia para otros lugares de la ciudad o del país.
A los 127 que quedan se les ofreció transporte a Cúcuta, ayer salió un bus con 40 venezolanos con ese destino.
Incertidumbre, esa es la palabra que utilizan los migrantes para describir su situación en Colombia y la situación que vive su país, Venezuela.