Historia grabada en una sola vía
Un recorrido por la Séptima, la vía más tradicional, histórica y querida por los bogotanos.
● Un hombre, vestido de astronauta, se para en la Carrera Séptima con calle 11 a esperar que alguien le tire unos cuantos pesos en un recipiente ubicado al lado de sus pies para así, comenzar a moverse de un lado a otro mientras salen sonidos artificiales de su cuerpo.
Quizás él no sabe que a sus espaldas, en la Casa del Florero, se dio el grito de independencia el viernes 20 de julio de 1810, y que el mismo lugar, durante la toma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985, sirvió como puesto de mando del Ejército para coordinar la operación de retoma del Palacio.
Sobre la misma Séptima, a unos cuantos pasos de la avenida Jiménez, un grupo de venezolanos toca instrumentos de percusión con ritmos propios de su país. Cerca a ese punto se dio el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en abril de 1948, ocurrido cuando salía del edificio Agustín Nieto.
Seis años después, cuentan los historiadores, en junio de 1954, en el mismo punto, un destacamento del Batallón Colombia que había regresado de la guerra de Corea, disparó contra un grupo estudiantil que protestaba contra el gobierno de Rojas Pinilla. En el hecho murieron nueve estudiantes.
Y así son muchos los relatos que se encuentran sobre esta carrera desde que comenzó a construirse en el siglo XVI. Se dice que su construcción está sobre un viejo camino indígena que llevaba hasta el poblado de Usaquén. Con el paso del tiempo, la Séptima se ha convertido en la vía más representativa de Bogotá por los acontecimientos históricos de los cuales ha sido testigo.
Para el historiador Luis Alfredo Barón Leal, la Séptima es la vía de la versatilidad porque “en ella se han presentado múltiples acontecimientos: marchas, procesiones, cortejos fúnebres, protestas y carnavales. Además, es la calle más antigua de Bogotá y fue referente para que la ciudad se pensara linealmente. Es, sin duda, un patrimonio cultural de los bogotanos”.
En esta avenida convergen la cotidianidad de la metrópolis y la espera de otro acontecimiento histórico que pueda presentarse. Por un lado están los billares, los cafés, las tiendas de ropa, los artistas callejeros, los vendedores informales y demás. Por el otro, edificios estatales y la tensión de los funcionarios públicos y sus esquemas de seguridad para que nada pase.
“La Séptima es la avenida con más vida de Bogotá, en mi caso, estoy de acuerdo con que se peatonalice, la ciudad se merece un bulevar desde la 26 hasta la Plaza de Bolívar o más. Algunas ciudades de Europa y América tienen estos espacios”, agrega el historiador Barón.
En cada cuadra de la Carrera Séptima, en la zona céntrica de Bogotá, hay un músico, un pintor, un artesano o un vendedor; pero también hay un acontecimiento histórico para rememorar.
Por el momento, la Carrera Séptima seguirá guardando secretos e historias para contar a quienes deciden aventurarse en sus edificios y rincones.