Primero lo primero

Primero lo primero. Tómate unos minutos y escribe la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué actividades podrías comenzar a hacer (que no estés haciendo actualmente) que, si las llevaras a cabo de forma constante crearían un cambio positivo en cada uno de tus mundos: físico, emocional, mental y espiritual?

Busca una actividad concreta para cada mundo. Primero decimos: “Yo soy el responsable. Estoy a cargo”.

Reconocer que a pesar del tipo de programación que tengamos actualmente todos poseemos la gran habilidad de cambiar.

Cambiar es una decisión que parte de la necesidad. Nadie cómodo hace esfuerzo por el cambio, está anclado en lo que considera su máxima capacidad. Atreverse es salir de ahí, es ser ambicioso, es creer que puedo y soy capaz, es ascender en todo sentido, es visualizar uno o varios objetivos imaginando el futuro que nos gustaría construir, tener la habilidad humana que nos hace poderosos, conectados a esa evolución continua que nos va mostrando lo que con esfuerzo se puede lograr.

Hay que construir el día a día con acciones la ‘evolución continúa’, con fuerza y capacidad. Poner primero lo primero nos hace dueños del tiempo, del presente, lo importante. Priorizar nos conecta a invertir mejor el tiempo, dinero, relaciones, actividades, capacitación, conexión. Poniendo siempre ‘primero lo primero’.