Luis Luna y su visión de la migración
AQUÍ SOLO REGALAN PEREJIL, HISTORIA DE MIGRANTES.
● Abilio es muchos y es uno, es la historia de los tantos migrantes que se van del país en busca de la felicidad y es uno con sus miedos, sus hazañas y sus particularidades.
Abilio es el protagonista de ‘Aquí solo regalan perejil’, la novela del pamplonés Luis Luna Maldonado, con la que ganó el Premio Clarín de Novela en la categoría Ñ Bapro en 2017, y que relata la historia de un migrante colombiano, que voluntariamente decide buscar mejor suerte en Barcelona, España. Con una narración en primera persona y un uso rico del español, la novela transporta al lector a ciudades bien conocidas por el autor y a un mundo que termina siendo tanto sueño como pesadilla.
¿Cómo surge la idea de este libro?
Como título, la idea tenía otro propósito; quería escribir algo así como un “manual para vivir en Cataluña sin cataluñizarse”, un tratado para migrantes en clave humorística. Eso quedó ahí en remojo un buen tiempo y después pensé que la mejor vía era la ficción, donde ese migrante fuera un muchacho de mi ciudad, sin oportunidades y que apelara al contrabando para cumplir su sueño de infancia y viajar a, como dice él: “La puta madre patria”.
De Pamplona a Barcelona...
Es una historia que habla de fronteras, tenía que hablar de lo que conozco. Y en esa zona del Norte de Santander, como toda área limítrofe, hay una dinámica diferente; atrae migrantes y escupe migrantes, hay otra fauna, otro comercio, otra clase de delito, otra picaresca, otras realidades; sin ir más lejos, ahí está el drama actual del pueblo colombovenezolano a lado y lado de esa línea. Y Barcelona, como destino del protagonista, donde descubre que la vecina Andorra, como puerto libre, le ofrece licores y tabaco y él sabe de eso, o se lo inventa.
Abilio relata su historia en medio de una última noche con un barman chino que poco sabe español. ¿Cómo fue el trabajo del lenguaje?
Ese es otro de los propósitos de la novela; tomando el humor y la sorna como material, la idea fue desempolvar o sacar en letras de molde el lenguaje de la región donde crecí y ponerlo en la misma arena que el castellano que Abilio encuentra al llegar a España, que es el mismo, pero distinto; hay colisión con este y con el catalán, y el portuñol de su socio Olympio y con Wong, otro migrante, que apenas maneja las palabras que necesita para regentar su bar.
¿Cómo concibe esto de la felicidad efímera?
Vivir bien o malvivir es posible en cualquier sitio, aunque las circunstancias y los tiempos puedan decir lo contrario. Felicidad es una palabra que nunca utilizo y para “ganársela”, si es que de eso se trata, a nadie le regalan nada para conseguirlo. El protagonista dice: “…creen que acá todo es más fácil pero ignoran que la mierda sabe igual en todas partes”. Más que felicidad prefiero ‘cheveridad’, que no pretende tanto y dura más.
¿Cree que tenemos un delirio de pensar que hay un lugar mejor?
No creo eso. Yo no diría delirio, que es un desorden mental, una confusión en el coco. El hecho migratorio se da por muchas causas, no siempre voluntarias y buscar “una vida mejor” en otro continente tiene tanto de aventura como irse a vivir al pueblo vecino o a un barrio lejano. Una de las cosas que descubre Abilio es que en ese mundo hay vicios y mañas, virtudes y aciertos. No son más que etiquetas; tú puedes encontrar el primero en Puerto Madero, en Buenos Aires y el tercero en Seven Sisters, en Londres.
“La construcción de personajes es crucial. Hasta que no tengo su currículum y sé cómo sienten y dónde les rasca no pasan el casting, aunque luego saquen las uñas”. LUIS LUNA MALDONADO
ESCRITOR COLOMBIANO