Protegen los árboles
Discusión sobre alcorques o ‘tapetes’ que cubren raíces de las plantas está vigente.
● Con el objetivo de replicar prácticas de urbanismo implementadas en otras ciudades del mundo, la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), ha venido instalando en el espacio público de la ciudad una superficie sintética de granulo de caucho de color negro o verde sobre el área que rodea a varios árboles de distintas localidades.
El reclamo de la ciudadanía sobre estas superficies ha girado en torno a una posible afectación de la nutrición del árbol, puesto que estos “tapetes” no estarían permitiendo un eficiente paso del agua desde el suelo hacia las raíces de estas plantas, junto a otros impactos negativos.
María Paula Gutiérrez, estudiante de una institución universitaria contigua a la calle 22 con carrera 3 (donde el IDU instaló estos alcorques sobre la vía pública), manifiesta su descontento por cuanto “uno está acostumbrado a ver naturaleza junto a un árbol, una zona verde, pero acercarse a algo sin vida no es estéticamente agradable. Incluso, esos “tapetes” están siendo un foco de suciedad y de malos olores. Los desechos de perros permanecen ahí sin degradarse”, señala la estudiante.
Aunque se asemejan a tapetes, en realidad son alcorques hechos de caucho reciclado (SBR) mezclado con resinas especiales, los cuales –según explica el IDU– actúan como sistema de protección contra el daño generado por la disposición inadecuada de la basura, colillas de cigarrillo y otros desechos que afectan directamente los árboles ubicados sobre la calzada capitalina, al tiempo que permite un correcto drenaje y se evita encharcamientos en raíces y losas.
La entidad agrega que “en cuanto a la protección hídrica del árbol, el agua de riego o lluvia se queda entre los poros del material y va drenando poco a poco. Este sistema favorece el crecimiento de la planta sin que sus raíces levanten, dañen o fisuren el pavimento y reduce notablemente
los costos de mantenimiento de los árboles en Bogotá.
Replicando prácticas implementadas en más de 100 ciudades, desde el 2014 Bogotá inició la ampliación del tamaño de los alcorques, y a su vez, el uso de un sistema de protección de gránulo de caucho (verde o negro)”.
Posibles impactos negativos
Para Viviana Osorno, bióloga y docente investigadora del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad El Bosque, “aunque esta superficie tiene una porosidad que permite que el agua pase, no es la misma que tendría el suelo natural. Normalmente, este último es bastante poroso y cuando llueve permite que el agua se filtre de una manera mucho más eficiente de lo que lo haría este material.
Además, la docente explica que el material de los alcorques podría estar desprendiendo químicos que afecten los nutrientes naturales del suelo. “Estos químicos se filtran y pueden afectar el microbiota del suelo, microorganismos e insectos que contribuyen a la nutrición de la planta”, explica Osorno.
De otro lado, según Henry Acosta, director del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Manuela Beltrán, “en lo que he visto, en ciudades como Seattle, Nueva York o París, que usan alcorques parecidos, no ha habido mortandad de árboles, porque precisamente la premisa del fabricante es que es un pavimento de caucho que permite la filtración”.
Según los expertos consultados, las posibles consecuencias de estos alcorques no se verían hasta el largo plazo, debido a que un árbol no reacciona de manera tan rápida a cambios en su ecosistema, a no ser que estos sean muy agresivos.