Apague y vámonos
No conozco a Francia Márquez, pero he leído mucho sobre ella y de su lucha por el respeto para su gente. Sí conozco bien y hemos tenido diálogos inconclusos con Carlos Rosero, batallador insigne por el reconocimiento de la normatividad para que les cumplan a los negros de la Costa Pacífica sin tener que usar la violencia o retornar a los métodos esclavistas de sus antepasados. Ambos estaban el sábado en sus eternas conversaciones que pretenden poner fin al desorden que se vive en el Norte del Cauca cuando quisieron matarlos. Eso indica que no es exageración pensar que hay un plan de asesinar líderes sociales siguiendo el mismo esquema que usaron hace 70 años los pájaros en la violencia y hace 30 los del DAS con la Unión Patriótica.
Ese mismo día, el presidente de la Andi le dice a María Isabel Rueda, con las discretas maneras cartageneras que usa, que el Gobierno y el Congreso se equivocaron garrafalmente en cobrar los 4 pesos kilovatio porque existiendo los fondos Fazni, Faer, Foes y Porne, debería sacarse de allí la plata para refinanciar el despilfarro de Electricaribe, sin cobrarle al país un gasto costeño.
Y para ponerle la cereza al pastel, los confidenciales de fin de semana anuncian que el ministro de Vivienda Jonathan Malagón, que debió haber sido de Hacienda y no el nefasto Carrasquilla, aprovechó la reunión del Consejo de Ministros y le dijo al Presidente y a sus colegas que si el problema de la mala imagen del Gobierno era el gabinete desprestigiado, la mejor solución para Duque y para el país, era que los ministros renunciaran. Todos, como con Francia o con la jineteada de los 4 pesos por kilovatio, callaron. ¿Será que hay que apagar e irse porque esto se jodió?