Rappi, síyno
Como modelo de éxito, sin duda Rappi ya es un caso de estudio en las facultades de administración de empresas. Esta aplicación creció rápidamente y tiene presencia en Colombia, Brasil, México, Argentina, Chile, Uruguay y Perú y eso que nació hace apenas cuatro años.
Es de esos emprendimientos que cautivan: sus creadores son jóvenes, usa la tecnología, es innovador y resolvió una necesidad: que alguien te lleve a dónde estés lo que necesitas, desde comida y medicamentos, hasta el cable que se te quedó en la oficina. Además, acaban de recibir una millonaria inversión de un fondo extranjero.
La mayoría de los 50.000 mensajeros o ‘rapitenderos’ que tienen en la región son jóvenes que trabajan las horas que quieran para cuadrar sus ingresos, pero la aplicación no genera empleo formal, no contrata a los mensajeros si no que los conecta con los usuarios de la aplicación, no los capacita ni les genera valor agregado. Por el contrario, ha creado un problema: la montonera de muchachos con sus bicicletas y sus morrales naranjas esperando atender servicios, especialmente en supermercados y zonas donde hay varios restaurantes. Invaden parques y separadores, muchos manejan como locos y no todos tienen cascos ni señales de protección, por mencionar algunos lunares. Se están convirtiendo en horda y sus fundadores, porque oí a uno de ellos en radio, se lavan las manos. Bien que crezcan, pero que aporten algo más que conectar a unos con otros.