Diversidad
Está bien: el libro Latinoamérica Criminal no es novedad; es de 2014. Pero cuando lo vi en la Feria del Libro de Bogotá, como para mí sí era novedad, lo adquirí. Es una compilación de cuentos aceptables del género negro editado por Random House, para el que algunos autores, Santiago Roncagliolo entre ellos, escribieron por encargo.
Lo mejor del libro, además de que en los cuentos hay color local, o sea aspectos de la cultura del país de cada narrador, es la introducción del brasileño Daniel Galera, quien también seleccionó los textos. En ella dice: “Solía ser fácil hablar de literatura latinoamericana.
Bastaba con mencionar el realismo mágico, las favelas y la violencia urbana, la lucha contra los regímenes dictatoriales, las culturas precolombinas y el legado colonial (…). Borges, Cortázar, Rulfo, García Márquez, Rosa, Llosa (…)”. Continúa diciendo que ya no es tan sencillo, pues el panorama ha cambiado por la globalización y otros factores. Ya hay “un montón de nuevos escritores”, cuyas voces son disímiles.
Tiene razón. Pero esta realidad no es solamente de América Latina. Es mundial. Atrás parecen haber quedado los ismos, los movimientos y las corrientes literarias.
Incluso, los grupos en los que se identificaban varios creadores. Cada escritor intenta mostrar el mundo y su época, desde su orilla, sin matricular su pensamiento en las colectividades.