De no creer
Ya en este espacio he abordado en el pasado cosas que suceden y que se me antojan increíbles de creer. Algunas rayan en lo inverosímil y otras, me generan una profunda desilusión sobre la humanidad.
La primera tiene que ver con un curioso e insultante premio que recibieron las campeonas del torneo de squash en Asturias (España) la semana pasada: además del prestigioso trofeo, la organización les entregó un kit de belleza que incluía dos cajas de cera depilatoria, una lima eléctrica y un vibrador (!!!). Cabe decir que el ‘premio adicional’ no lo recibió la delegación masculina vencedora en la misma disciplina. Como decía mi abuelita: ‘Hasta en las mejores familias se cuecen habas’.
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Este me duele hasta el alma porque involucra hechos de maltrato animal: me afecta hasta escribirlo porque pensar que alguien empale a un perro (que murió cuando intentaban operarlo para extirparle el objeto) y que alguien más deje morir de hambre a la que fue la mascota de su expareja, no tiene cabida en mi cabeza ni en mi corazón. La maldad, como la estupidez, no conoce límites. ***
Y la cereza del pastel la puso el desconsiderado pasajero en un bus del Sitp en Bogotá, que se hizo viral en un video al plantarse en la puerta: no pagaba el pasaje, porque no tenía plata, pero tampoco se bajaba para permitir que el vehículo siguiera su ruta. Sin comentarios.