Malú: alma y alimento
COMIDA SANA Y RESPONSABILIDAD CON EL ENTORNO.
● Cuando abrir un restaurante es el resultado de un sueño, el esfuerzo no sólo es guiado por el arte de cocinar, sino por el alma.
Y es que la chef venezolana María Luisa Flores, descendiente de españoles y exmodelo internacional, soñó hasta con el color azul que identifica las dos sedes de su restaurante: Malú, que le apuesta a un menú saludable.
Por ello, se trata de una alternativa diferente, tranquila y equilibrada. Una forma de alimentar el alma y salir reconciliado con la comida cuando se conoce su pollo marinado con estragón para que tenga sabor, los ñoquis con salsa de crema o sus ensaladas básicas pero pensadas para equilibrar los platos. Su variada gastronomía mediterránea nace de un sueño y eso se nota.
La misma chef aprendió probando. En esa labor de seguir un sueño se reencontró con la pasión que estaba en su memoria de infancia cuando la abuela y la mamá reunían a la familia alrededor de la buena mesa de origen español, mezclada con las propuestas italianas o portuguesas de sus vecinos. Luego fue cuestión de armar el rompecabezas. Practicó en las cocinas de Tábula y Donostia, donde entendió que ya estaba lista para aterrizar el sueño.
Su unión con Felipe Baptiste, uno de los grandes de esta industria, le permitió darle forma a los restaurantes de la Calle 104 con 18a y, el más reciente, en la carrera 19c con calle 91, que ratifican su intención de tomar distancia de las grandes zonas gastronómicas de la ciudad y estar más cerca de la tranquilidad de los barrios.
Otro de los toques claves de Malú es su vocación sostenible y responsable con las comunidades. Por ello, halló insumos que dan buenos precios a los cultivadores, mejor trato a los animales y, en algunos casos, con proyectos ambientales o sociales.
En Malú puede disfrutar de una carta variada a precios accesibles que incluye gofres de chocolate y avellana, los huevos pericos con páprika ahumada, la arepa con carne desmechada, el lomo en salsa de queso azul, la pesca a la mediterránea, los ñoquis con salsa de tomates horneados, el caldo de pescado y camarón o el crumble de frutos rojos.
Es sencillo: platos sin demasiadas pretensiones que están hechos simplemente para alegrar el día de sus comensales.