No es la forma
Todos en este país tenemos derecho a protestar de manera pacífica. Lo que resulta problemático es que se use la protesta para justificar la violencia, como lo hicieron ayer algunos taxistas que estaban en paro y amedrentaron tanto a pasajeros como a otros conductores de taxi que no se unieron a la manifestación en contra de las aplicaciones de movilidad.
En redes y medios circularon los videos de quienes pincharon las llantas y rompieron los vidrios de los vehículos de servicio público que salieron a trabajar. A eso se sumaron las amenazas tanto a sus colegas como a los usuarios.
Fue una especie de “están conmigo o contra mí”, “blanco o negro”.
Pero los que pensaron que la fórmula para protestar incluía la coerción en contra de sus mismos compañeros se equivocaron. Los actos de unos pocos lo único que lograron hacer fue empañar la protesta, y empeorar y propagar la mala imagen que ya hay de la mayoría del gremio, criticado por cobrar de más, manejar imprudentemente y negarse a prestar el servicio en algunas ocasiones.
Señores taxistas, está claro que quieren cambios, pero ustedes también deben cambiar. Pueden arrancar en actos tan simples como respetar tanto a quienes deciden trabajar en días de protesta, como a los pasajeros que son su razón de ser. De ahí para allá todo es ganancia.