ADN Bogota

Sonido oriental

- Óscar Forero

Acomienzos de la década de 2000, el consumo de la música se estaba transforma­ndo, el rock y la salsa perdían fuerza en el mercado, y el ascenso del sonido pop, EDM, además del urbano -reguetón empezaba su reinado en los listados de la música global.

Sin embargo, al otro lado del planeta, el mercado oriental se inspiraba en fenómenos musicales de décadas anteriores, casos como los de New Kids on the Block en 1984, Take That en 1990, Back Street Boys en 1993, NSYNC en 1995, Westlife en 1998 o las Spice Girls en 1994. Grupos de chicos bonitos, ropa bonita, música con composicio­nes sencillas, mucho autotune para corregir voces, coreografí­as llamativas y videoclips con elementos comunes donde la cultura pop se identifiqu­e.

Así fue como se inspiraron en Japón y Corea para crear una industria de música oriental que cautivara nuevos públicos de manera masiva. Era el auge del K-pop. Sin embargo, se debe aclarar que en Japón se le llama a este movimiento, J-pop (Japan Popular Music). Con similitude­s al K-pop pero menos mediático el impacto.

Aparecen grupos como Big Bang, INFINITE, Kara, U-kiss, SHINEE, 2PM, EXO, 4minute, Super Junior, todos con la misma receta.

Tanto ha sido el “éxito” de esta corriente musical, que hasta crearon artistas virtuales como la reconocida Miku Hatsune o Kagamine Rin, Wowaka, una mezcla de anime con shows en pantallas de led gigantes y presentaci­ones con influencia masiva desde las redes sociales.

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