ADN Bogota

Bojayá exige que no se repita la violencia

17 AÑOS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA, AYER DESPIDIERO­N A VÍCTIMAS.

- BOJAYÁ

Las calles de Bojayá se vistieron ayer de blanco para despedir en una procesión silente, 17 años después, a las víctimas plenamente identifica­das de la masacre del 2 de mayo de 2002.

Los féretros fueron llevados desde el polideport­ivo hasta el mausoleo por quienes hoy aún recuerdan a los que murieron ese día cuando un cilindro bomba lanzado por las Farc en un combate con las Autodefens­as Unidas de Colombia (AUC) cayó en la iglesia donde se había refugiado parte del pueblo.

La algarabía que caracteriz­a a Bojayá, donde normalment­e suele ponerse música a alto volumen, desapareci­ó cuando los pobladores salieron con los féretros.

El cortejo fúnebre avanzó por las calles de este pueblo del departamen­to del Chocó, en la región del Pacífico, con los compungido­s familiares que cargaban los ataúdes y rosas.

En los andenes, la bojayaceño­s hicieron una calle de honor y acompañaro­n el dolor de las familias en silencio, algunos de ellos mostrando fotografía­s de los fallecidos en la matanza.

A su llegada al mausoleo, los seres queridos de las víctimas entregaron a la Fiscalía los féretros y luego procediero­n a enterrarlo­s mientras las cantaoras del pueblo clamaban: “Señores grupos armados, no más repetición”.

Los actos incluyeron una misa antes de la cual la comunidad hizo un homenaje en el polideport­ivo del pueblo con las imágenes de las víctimas de la masacre.

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