A pesar de acuerdo, ayer hubo marchas en Chile
MANIFESTANTES RECLAMAN QUE SE CASTIGUEN LOS GRAVES EXCESOS DE LA POLICÍA.
Chile marcó ayer con diversos actos un mes de un torbellino de protestas -pacíficas y violentaspara exigir un mejor reparto de la bonanza e implementar políticas de bienestar social en una población que se queja de los abusos de un modelo económico próspero solo para algunos.
Lo que comenzó con estudiantes de secundaria negándose a pagar el billete de metro derivó en la más profunda crisis social desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cambiándole en 30 días la cara al país y modificando por completo la agenda del presidente Sebastián Piñera y del Parlamento.
Si hasta antes del 18 de octubre, los alcances de una sequía que se extiende por 10 años y los efectos del cambio climático dominaban la agenda, hoy el país discute sobre una nueva Constitución -que reemplace la heredada de la dictadura- junto a una profunda reforma al sistema de pensiones, de salud y educación, que centran las preocupaciones de los chilenos que ahora dicen ‘basta a los abusos’.
“En las últimas cuatro semanas, Chile cambió; los chilenos cambiaron, el gobierno cambió; todos hemos cambiado. El pacto social bajo el cual habíamos vivido se resquebrajó”, dijo Piñera, en un mensaje al país la noche del domingo en el que celebró el acuerdo político que permitiría el cambio constitucional.
Después de intensas negociaciones, el Congreso chileno aprobó el viernes un acuerdo para llamar a plebiscito en abril de 2020 para decidir cambiar o no la Constitución y escoger el mecanismo por el que se haría el cambio: una asamblea constituyente o una convención mixta, integrada en partes iguales por asambleístas y congresistas.
En 30 años de democracia no había prosperado ningún intento por reformar la Constitución que en 1980 redactó la dictadura de Augusto Pinochet, con disposiciones que aseguraron el poder de los grupos conservadores una vez restaurada la democracia. "Estamos conscientes de que estábamos con una camisa de fuerza que era una Constitución heredada, pétrea, que no se podía cambiar", dijo el expresidente Ricardo Lagos.