Pensamiento circular
‘La bolsa o la vida’, es el grito desesperado de lucha ambiental por la supervivencia. El concepto de economía circular se convierte en un llamado global a las nuevas generaciones, que están más comprometidas con las innovadoras agendas públicas de sostenibilidad y tecnología.
Una gran parte de los residuos sólidos que producimos en el mundo está yendo al mar. Una medición realizada por la organización Fair Planet durante 6 meses en un espacio de 15 millas náuticas permitió el hallazgo de dos millones 17.931 restos de cigarrillos, un millón 140.222 envolturas, un millón 065.171 botellas pet, un millón 019.902 bolsas de plástico y miles de tapas, vasos, pitillos, botellas de vidrio y latas de bebida. Ante el enorme reto que plantea recoger estos residuos del mar, lo que se plantea con urgencia es la disminución de los residuos sólidos que producimos.
Cuando hablamos de economía circular, la clave es el respeto por los demás seres vivos para repensar el planeta. En la economía circular no se desecha nada, todo tiene un segundo uso, y los residuos que generamos volverán a formar parte de la naturaleza. Hay que usar la nueva tecnología para rediseñar productos y procesos empresariales. Es necesario darle un giro de sostenibilidad a la vida misma, de tal manera que los bienes se puedan usar por más tiempo. Hay que minimizar los desperdicios y, por supuesto, combatir la contaminación
Debemos trascender, convertir nuestras ciudades en circulares, es decir, urbes que dejen de lado el sistema de producir, usar y tirar y adopten las premisas de la economía circular. Esta clase de ciudades son las que salvarán el planeta y para lograrlo hay que reeducar a las familias con pensamiento circular desde el hogar.
*PHD en Relaciones Internacionales gabrieljaimerico@gmail.com