Noches de Navidad
Cuando se escuchan las canciones decembrinas y se siente el cálido clima de la época, es el momento de abrir las cajas con la decoración de Navidad. En las casas se escuchan los clásicos de Pastor López, la picardía de Aicardi y el nostálgico vallenato.
Se trata de uno de los meses más esperados para el reencuentro de las familias, los bailes de los amigos y el beso de los enamorados. Para algunos, significa volver a ver a sus seres queridos, escuchar un cuento de los abuelos y, por qué no, comer hasta reventarse: se multiplican la natilla y los buñuelos y se injieren unos buenos tragos.
Es tiempo de Navidad, el corazón lo sabe y lo siente. A mí me hace feliz ver la cara y la sonrisa de mi padre y de mi madre. Siento que la familia es el principio y fin de este tipo de encuentros.
Durante todos sus días, diciembre pasa entre luces, música, comida y regalos. Me gusta la decoración, los faroles y la pólvora de colores, manejada por expertos.
Las antorchas de las calles, los alumbrados del parque y el pesebre para las novenas, son los escenarios para el abrazo con los recuerdos y para disfrutar del olor a infancia de quienes esperan un regalo bajo el árbol, viendo las repetidas películas de Nochebuena.
Cada quien le da un sentido, desde que se enciende la primera velita hasta que la última fecha del almanaque se vence. Quedan las risas que se convirtieron en buenos y malos ratos, viajes improvisados y amores pasajeros. Diciembre, en esencia, es un momento de creación porque es fuego que puede cambiar todo con el tiempo. *Alianza ADN - U. Jorge Tadeo Lozano